Algo de mí mismo

Rudyard Kipling

GÉNERO

Pre-Textos. Valencia (1998). 252 págs. 2.750 ptas. Traducción: Álvaro García.

La literatura y la vida de Rudyard Kipling (1865- 1936) representan la de toda una época: el extendido colonialismo inglés. Nacido en Bombay, se trasladó a Inglaterra cuando llegó el momento de iniciar sus estudios. Alejado de los suyos, Kipling atraviesa unos años difíciles, que recuerda con bastante pesadumbre y dureza en estas memorias, como cuando retrata algunos episodios de la Casa de la Desolación, residencia estudiantil regentada por una madre y un hijo religiosos hasta el esperpento. Las rememoraciones de su niñez le llevan a escribir sobre la escuela, sus profesores y el despertar de su afición literaria. Son páginas sugerentes, escritas desde la distancia, pero con la suficiente clarividencia para destacar los valores más sobresalientes de la educación de su tiempo y censurar aquellos que deshumanizaban a los alumnos.

A los 16 años regresa a Bombay y empieza a trabajar como periodista. Posteriormente, Kipling aprovechó esta faceta de su vida para dotar a sus escritos de una eficaz precisión y amenidad. Las relaciones anglo-indias son el contexto de sus primeros relatos literarios, que contaron con una buena acogida crítica. Poco después, ya decidido a ser escritor, abandona la India y vuelve a Inglaterra, donde aparecieron los libros que le dieron fama. También se describen en estas memorias sus estancias en Estados Unidos y Sudáfrica. En 1907 obtuvo el Premio Nobel de Literatura.

Además de contar las peripecias vitales de un hombre de su tiempo, el libro contiene también reflexiones sobre su tarea como escritor, las relaciones con la crítica literaria y con otros escritores de su tiempo.

Algo de mí mismo está incompleto y no fue publicado hasta después de su muerte. Su propósito era muy sencillo: que sus asiduos lectores conociesen mejor su vida y sus viajes. Esta amable intención influye bastante en el contenido, ya que los asuntos más íntimos se mencionan sólo de pasada y aquellos que pudieran suscitar polémica ni aparecen. Por ejemplo, no dedica ni una línea a sus impresiones sobre su pertenencia a la masonería. Lo mismo podemos decir de la política colonial inglesa o el ambiente cultural de su tiempo. Es la primera vez que estas memorias se publican íntegras, ya que en la edición española de sus obras completas, realizada durante el franquismo, la censura suprimió aquellos pasajes en los que Kipling critica el cristianismo y los que hacían mención de su pertenencia a la masonería.

Adolfo Torrecilla

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