The Making of The Walking Dead

TÍTULO ORIGINAL The Making of The Walking Dead

PRODUCCIÓN Estados Unidos - 2010

DURACIÓN 45 min.

GÉNEROS

PÚBLICOAdultos

CLASIFICACIÓNViolencia, Sexo

ESTRENO31/07/2010

The Walking Dead es la serie de mayor éxito de la AMC, con más de 5 millones de espectadores en EE.UU., y en España es la más vista en la historia de La Sexta, con más de 3 millones. Lo asombroso es que el principal responsable del éxito de The Walking Dead, su creador Frank Darabont, haya sido despedido y no se encargue de la segunda temporada. Pero en AMC todo es posible. De hecho, lo que ha sucedido con esta serie (divergencias en el presupuesto: a la baja, claro) ha estado a punto de terminar antes de tiempo con las otras dos series de prestigio y éxito de la AMC, Breaking Bad y Mad Men. Finalmente, las tres series seguirán adelante, pero Darabont (La milla verde, La niebla) dejará a los zombis en las manos de Glen Mazzara (productor y guionista de televisión) y su nuevo equipo de guionistas.

El preámbulo es necesario para explicar las diferencias entre la primera temporada y la segunda. También para tratar sobre la importancia de la figura del creador en las series.

En Estados Unidos, los directores y los guionistas de la serie cambian cada capítulo con total naturalidad porque el que mantiene las esencias de la serie (o su transformación hacia un género que logre más audiencia) es el creador.

La esencia argumental de la serie es la misma en la primera y en la segunda temporada. Rick Grimes es un policía que se despierta de un coma en un hospital abandonado. El mundo que le espera está desolado y sólo hay muertos andantes que persiguen a las pocas comunidades de supervivientes del planeta.

Historias de personajes

Frank Darabont nació en Francia en 1959 pero desarrolló su carrera en Hollywood desde su entrada por la puerta grande gracias a un drama carcelario, Cadena perpetua, basado en un relato corto de Stephen King. Desde entonces, Darabont se ha especializado en el cine de terror de corte sobrenatural. Sin embargo, tanto en La niebla como en The Walking Dead, se distancia de otros autores del género en un punto esencial: los personajes y la representación del terror. La serie tiene planos salvajes, pero –a diferencia de otras películas– no llega un momento en que el director se desata y pone en funcionamiento la “feria de las vísceras”.

Darabont sabe manejar los tiempos de acción porque sabe contar historias de personajes. Una vez más, el secreto está en el guión, que sabe sorprender con intensos conflictos dramáticos y algunos giros que hacen que la serie no deje al espectador acostumbrarse a ninguna rutina.

En este sentido, los dos últimos capítulos de la primera temporada, por algunos muy criticados, me parecen un salto de calidad tan sorprendente como logrado. La serie cobra trascendencia y se sitúa a kilómetros del existencialismo nihilista que suele dominar el género terrorífico.

Siendo una serie en la que vemos la crueldad en estado puro, también es perceptible la conciencia moral de los personajes, el necesario auxilio de la esperanza o la capacidad de amar como motor de la supervivencia.

Tono apocalíptico

Otra característica de la serie es la calidad interpretativa de actores más conocidos por la televisión que por el cine (especialmente Sarah Wayne Callies, Sarah Tancredi en la serie Prison Break). Los actores saben hacer un trabajo natural en escenarios virtuales, recreados digitalmente gracias a efectos especiales que pasan desapercibidos pero que reflejan el tono del cómic original (basado en viñetas dibujadas en blanco y negro y grises, dejando el color simplemente para la portada).

Los planos aéreos (como el del protagonista a caballo sobre una autopista vacía con grandes edificios en gris sobre un cielo nublado) dan el tono apocalíptico que la serie requiere. Por otro lado, la aparición del color en los momentos de clímax (la conversación de las dos hermanas en la barca sobre el agua cristalina, la luz blanca que irradia a los personajes en la llegada a un “oasis futurista”) es muy significativa.

La banda sonora de Bear McCreary combina el homenaje a las melodías clásicas del género con tendencias más actuales (simbiosis que resulta muy eficaz en los créditos de la serie). El uso de la canción Tomorrow is a long time, de Bob Dylan, en un momento esencial de la serie enriquece la profundidad del argumento.

Cambios en la segunda temporada

Al parecer, el motivo fundamental que llevó a despedir a Darabont fue el económico. La productora quería mantener el mismo presupuesto que en la primera temporada con el doble de capítulos. El final es conocido: nuevo director y nuevos guionistas.

Esta diferencia económica se nota en la segunda temporada: apenas hay exteriores en la ciudad ni manadas de zombis. La acción se desarrolla sobre todo en una casa en medio del campo donde los zombis apenas se acercan. Hay menos tensión y por lo tanto menos vísceras. Al haber mucho más diálogo, se intensifica el conflicto interior de los personajes. Aparecen más las referencias religiosas, especialmente en el primer capítulo. Sin embargo, la serie también se trivializa con escenas explicitas de frivolidad sexual (sorprende especialmente la insistencia en los capítulos 5 y 6). Visualmente la serie se vuelve más monótona; apenas hay sorpresas en el uso del color y los planos, algo que se echa mucho de menos.

En definitiva, se nota la ausencia de Darabont. Tanto es así que el capítulo inicial de la segunda temporada (en el que el director de La niebla llevaba semanas trabajando y ya tenía prácticamente planificado) es con diferencia el más atractivo, original y sugerente.

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