Una historia de locos

Guion: Robert Guédiguian y Gilles Taurand.
Intérpretes: Simon Abkarian, Ariane Ascaride, Grégoire Leprince-Ringuet, Syrus Shahidi, Razane Jammal, Robinson Stévenin, Serge Avedikian, Hrayr Kalemkerian.
134 min.
Jóvenes.
(VSD)

TÍTULO ORIGINAL Une histoire de fou

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Tras consagrarse como uno de los grandes directores del nuevo cine social europeo –a través de películas como Marius y Jeannette, La ciudad está tranquila o Las nieves del Kilimanjaro–, el marsellés Robert Guédiguian rinde homenaje a sus antepasados armenios en Una historia de locos, su nueva obra. Está libremente inspirada en la novela autobiográfica La bombe, del periodista español José Antonio Gurriarán, que el 30 de diciembre de 1980 resultó gravemente herido por un atentado en Madrid del ESALA: Ejército Secreto Armenio para la Liberación de Armenia.

La película traslada la acción al París de 1973. Allí vive, con sus pacíficos padres, Aram, un joven marsellés de origen armenio, que admira a algunos luchadores por la libertad de su pueblo, como Tehlirian, que asesinó en 1921 a uno de los dirigentes turcos responsables del brutal genocidio de 1915-1923, en el que murieron un millón y medio de armenios, y que nunca ha sido reconocido por Turquía. Así que un día, Aram hace volar el coche del embajador turco en París, hiriendo gravemente al joven francés Gilles Tessier, que pasaba en bicicleta. Aram huye a Beirut con el ESALA, mientras su madre, Anouch, visita a Gilles en el hospital para pedirle perdón. Entonces, Gilles le exige conocer a su verdugo.

Quizás demasiado preocupado por la veracidad de su recreación histórica, a Guédiguian se le nota un poco menos fresco y algo más académico que en otras ocasiones, de modo que alarga demasiado el metraje de su película. En cualquier caso, como siempre, dirige con vigor a todos los actores, especialmente a Ariane Ascaride –su musa y su esposa en la vida real–, hasta arrancar unos cuantos momentos de gran intensidad emocional. A través de ellos se encarna su sentido recuerdo del genocidio armenio, su reproche al olvido culpable de las potencias occidentales, su decidida crítica a la violencia como medio de lucha ideológica y su reivindicación del arrepentimiento, el perdón y la reconciliación, asentada sin complejos en una visión elogiosa y admirada de la caridad cristiana. 

Contenido exclusivo para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.

Funcionalidad exclusiva para suscriptores de Aceprensa

Estás intentando acceder a una funcionalidad premium.

Si ya eres suscriptor conéctate a tu cuenta para poder comentar. Si aún no lo eres, disfruta de esta y otras ventajas suscribiéndote a Aceprensa.