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The OA

Creadores: Brit Marling y Zal Batmanglij.
Director: Zal Batmanglij.
País: Estados Unidos.
Productora: Plan B y Anonymous Content.
Intérpretes: Brit Marling, Emory Cohen, Scott Wilson, Phyllis Smith, Jason Isaacs, Paz Vega.
Duración: 1 temporada, 8 capítulos de 30/45/60 min.
Emisión: Netflix.
Público: Jóvenes. (X)

GÉNEROS

Es difícil definir una serie como The OA. Extraña, original y muy arriesgada, esta nueva ficción de Netflix no ha dejado a nadie indiferente. Unos la consideran genial y poliédrica, otros demasiado tramposa y superficial. La historia de una chica que reaparece misteriosamente después de siete años tiene componentes de la fantasía y ciencia-ficción de Stephen King o Shyamalan, y de series como The Leftovers, Touch o Resurrection.

Voluntariamente no estoy contando casi nada del argumento porque considero que lo más atractivo de esta serie es cómo juega con el espectador desde el principio hasta el final. En ese recorrido destaca el cuidado visual de la serie; la planificación, el montaje y el uso de la fotografía son muy personales. De esta manera se logra una atmósfera de realismo mágico que enmarca un guion lleno de giros y significados múltiples.

Dos especies en extinción

Los creadores de esta serie son dos amigos que se conocieron en la universidad y llevan trabajando juntos una década. El primero de ellos es Zal Batmanglij, director nacido en Francia de padres iraníes que vivió desde niño en Washington y estudió Antropología e Inglés en la Universidad Católica de Georgetown. Allí conoció a Brit Martling, actriz y guionista, con quien empezaría a dedicarse al cine en películas sobre líderes carismáticos como Sound of My Voice o The East. Ambas se presentaron en el Festival de Cine Independiente de Sundance y obtuvieron premios y prestigio que les abrieron las puertas de Netflix.

Lo más atractivo de esta serie es cómo juega con el espectador desde el principio hasta el final

El mérito de los actores en esta serie es enorme, en especial de la omnipresente protagonista encarnada por Brit Marling. No resulta nada fácil interpretar situaciones que hacen verdaderos equilibrios entre la genialidad y el ridículo. Es ahí donde la serie gana o pierde a gusto del espectador. Desde luego, los diálogos, la interpretación y la magnífica banda sonora de Rostam Batmanglij (hermano de Zal) están llenos de aciertos y detalles minimalistas que facilitan la credibilidad de los saltos al vacío argumentales que propone la serie. Junto a la protagonista, destacan en labores interpretativas Emory Cohen, al que hemos podido ver en la deliciosa película Brooklyn, y Jason Isaacs, con un personaje complejo y perverso que hace un contrapeso muy necesario.

Es una pena que Paz Vega, una actriz española que ha demostrado su capacidad en películas como Spanglish, vuelva a caer en las redes de personajes saturados de hormonas, ligeros de vestuario y complejidad. Aquí interpreta a una guitarrista cubana que es de lo más endeble de la serie, un cliché estereotipado y sexista en el que han caído muchas veces otras actrices española y latinas como Penélope Cruz, Jennifer López o Sofia Vergara.

Humanismo mágico

Aun así, The OA es una serie es que no es se reduce a una simple resolución de un ingenioso misterio, sino que se apoya en la evolución dramática de los personajes. Con la excepción de dos innecesarias y excesivas escenas sexuales en los capítulos 1 y 5, las decisiones de guion apuestan por los pequeños detalles que enriquecen la humanidad y delicadeza de los personajes.

El trasfondo pseudoespiritual y religioso de la serie es superficial y respetuoso, más mágico y fantástico que filosófico. La serie no profundiza en estos aspectos y lo hace con habilidad para que la historia sea suficientemente universal, aun a costa de mezclar ingredientes del cristianismo con el hinduismo y el budismo. Sin embargo, el arco dramático de los personajes incluye numerosos detalles de ternura, generosidad y sacrificio por amor que hacen a la serie cercana, emotiva e inteligente.

The OA es una serie que depende mucho del clímax final, y el triple salto mortal de última hora es arriesgado y suficientemente ingenioso para que el espectador no quede defraudado, siempre y cuando haya respetado los códigos de lectura que propone la historia. Por ahora, Netflix ha renovado la serie para una segunda temporada sin tener todavía una fecha concreta de estreno.

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