Un año después de Las horas, de Stephen Daldry, la directora Christine Jeffs -famosa como realizadora de spots- recrea en su segundo largometraje la vida de otra escritora torturada y psicológicamente enferma. En este caso se trata de la ganadora del Pulitzer Sylvia Plath, esposa del escritor Ted Hughes, y que se suicidó en 1963 a los treinta años de edad, dejando dos hijos. Lo que comenzó como una hermosa relación amorosa, poética e idílica, fue dejando paso a una cierta competencia profesional y desembocó en unos irracionales ataques de celos por parte de la poetisa.
Gwyneth Paltrow encarna con mérito a la escritora, recurriendo acertadamente a matices dreamáticos muy conseguidos; Daniel Craig interpreta a su marido también con eficacia. Y la ambientación y trabajo fotográficos están llenos de estilo y autoría. Lo que ocurre es que el guión nos hunde en el nihilismo más aterrador, sin la prestancia intelectual de Las horas, y con varias concesiones a la galería en materia sexual. Una película desesperanza y claustrofóbica que se queda en un mero ejercicio de estilo, y que fracasa en sus propuestas temáticas.
Juan Orellana