Doce años después del exitazo de La gran aventura de Mortadelo y Filemón, Javier Fesser regresa a la gran pantalla con los populares personajes de cómic creados por Francisco Ibáñez en 1958. El resultado es bastante mejor que el obtenido la primera vez, sobre todo en su resolución formal, realizada íntegramente en animación por captura de movimiento a partir del trabajo previo de unos actores.
En esta ocasión, un tipo bastante demente, apodado Jimmy el Cachondo, ataca el cuartel central de la T.I.A., la agencia secreta más desastrosa de la historia. Entonces, el superintendente llama a sus dos “mejores” agentes, Mortadelo y Filemón, y los pone tras la pista del criminal. Pero, como siempre, será peor el remedio que la enfermedad.
Realizada con esmero y brillantez por los Estudios Ilion (Planet 51), la excelente animación en 3D estereoscópico permite a Fesser extremar al máximo la planificación de la historia y dotarla de un ritmo trepidante, que no decae en casi ningún momento, y en el que se integran con fluidez la acción pura y dura, la parodia delirante, los homenajes nostálgicos y los toques entre naïf y kitsch que le caracterizan. En general, la fórmula funciona: mantiene el interés del espectador y le arranca un buen número de carcajadas.
Solo cabe reprochar a Fesser que su acelerada puesta en escena impide disfrutar de algunos detalles valiosos de la animación —bromas cinéfilas, caricaturas de ambientes y personajes reales, cameos…— y que a veces se excede un poco en su afán de ganarse al público adulto con golpes de humor más toscos y gamberros, algunos de dudoso gusto.