John Taylor (David Mitchell) es un agorafóbico creador de pasatiempos que, a petición de su cuñada (Anna Maxwell Martin), asume la identidad de su hermano gemelo, un inspector de policía desaparecido, para investigar su paradero.
Desde esta premisa, Ludwig construye una entretenida serie de thriller policial con un estilo visual muy elegante y con un clásico y delicioso humor británico.
La estructura de todos los episodios es similar a otras propuestas del género, con un caso nuevo a resolver por capítulo, lo que puede hacer que resulten algo repetitivos, aunque encuentra su novedad en la original manera de investigarlos que tiene su protagonista.
Gracias a que la trama mantiene un enigma a dos niveles y a que la serie ha mimado con esmero el guion y la evolución de sus personajes, Ludwig entretiene, engancha y brilla en su apuesta por un thriller con toques de comedia y en la dinámica mantenida entre el torpe y antisocial Taylor y su brillante y decidida cuñada.
En definitiva, Ludwig se consolida como una serie accesible, bien construida y con personalidad propia que es difícil que no encuentre el aplauso del público general.