Looking for Richard (En busca de Ricardo III)

Director: Al Pacino. Narración: Al Pacino y Frederic Kimball. Intérpretes: Al Pacino, Alec Baldwin, Winona Ryder, Kevin Spacey, Estelle Parsons, Aidan Quinn. 135 min.

DIRECCIÓN

GÉNEROS

Rey de Inglaterra a finales del siglo XV, durante dos años, el breve reinado de Ricardo III se caracteriza por el odio y la crueldad asesina hasta sobre su misma familia. Shakespeare compuso una obra a base de separados cuadros de distintos momentos de esa historia; cada uno en sí mismo tiene una simple efectividad dramática, pero no hilo de continuidad, ni en los hechos mismos ni, menos, en el desarrollo de los caracteres. Estos vacíos han sido siempre caballo de batalla para estudiosos; directores, en su empeño de dar coherencia a la narración; actores, en su deseo de dar verosimilitud al personaje. Tal vez Shakespeare contaba con que el espectador de la época conocía bien la no lejana historia, y sabría llenar esos vacíos.

Hoy, en que el comentario de texto y las adaptaciones y versiones han casi sustituido a la creación, han llegado algunos al papanatismo adorativo del clásico -muy en especial de Shakespeare- y al ridículo, y a ser, como escribió Cadalso, «los eruditos a la violeta». Eso parecen en la película de Al Pacino esos dos catedráticos entrevistados, y la misma Vanessa Redgrave, y el actor Sir John Guielgud. Muy contraria es la actitud de Al Pacino al dirigir y narrar esa larga y entretenidísima lección teatral en el plano directivo, de estudio del texto, interpretativo, de dirección artística. Cubre esos vacíos a los que me referí con estas entrevistas, y otras callejeras y divertidas, reuniones de los actores, cambio de impresiones, Nueva York-Londres con enlaces y encadenados de escenario, de actuación…

No hay burla injusta del clásico ni de su obra; pero sí un punto de humor y de ironía hacia esos violeteros; sí hay una alegría y libertad gozosas de trabajar a gusto y en serio, pero no de rodillas. Pocas veces he oído una tontería mayor -si oí bien la magnífica versión original- que la de ese actor norteamericano con ínfulas de gran cultura: «Nosotros en casa leíamos y conocíamos la Biblia… Ah, pero cuando nuestro padre nos leyó aquel discurso de Antonio… ¡Ah, aquello fue…, oh, aquello…!». Al Pacino pregunta: «¿El de Julio César?». El actor duda, y, confundido y evasivamente, responde: «Sí».

No es Looking for Richard una película taquillera, ni lo pretende; es un espléndido y original ejercicio teatral, presentado en lenguaje cinematográfico, con una gran agilidad y frescura, con una unión y camaradería de todos los actores que es esfuerzo feliz por un trabajo bien hecho, libre, y no sometido idolátricamente a un mitificado fantasma teatral.

Pedro Antonio Urbina

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