Director: Mike Newell. Guión: Lawrence Konner y Mark Rosenthal. Intérpretes: Julia Roberts, Julia Stiles, Kirsten Dunst, Maggie Gyllenhaal, Marcia Gay Harden. 119 min. Jóvenes-adultos.
En 1953, una profesora de Historia del Arte llega a Wellesley College, una prestigiosa universidad privada cerca de Boston, sólo para mujeres, fundada en 1875, y especializada en Artes Liberales, con un Departamento de Español que fue y es referencia imprescindible (allí enseñaron Salinas, Guillén, Bousoño, etc).
La oscarizada Julia Roberts vuelve a las pantallas con una versión femenina y topiquera de El Club de los Poetas Muertos. El veterano Mike Newell (Cuatro bodas y un funeral), realizador británico que ha trabajado sobre todo en la televisión, ha contado con un guión endeble, maniqueo, poco sutil y mal armado. En efecto, La sonrisa de Mona Lisa, a pesar de contar con magníficas actrices y una preciosa puesta en escena, falla con estrépito porque el guión de Rosenthal y Konner es incapaz de administrar la intensidad de las historias personales que se cruzan: la profesora en crisis vital enfrentada a un bastión de puritanismo represor, la alumna liada con un profesor, la número 1 de la clase que sólo piensa en su escalada social, la chica enamorada dispuesta a renunciar al prestigio universitario para ser ama de casa, la profesora lesbiana represaliada, el profesor seductor…
Valorar el pasado con las categorías actuales es moneda cinematográfica de uso común que puede irritar al que sabe algo o mucho del tema. No es muy convincente ni justo el retrato de una institución donde enseñó Nabokov y se han formado muchas mujeres con relevantes trayectorias profesionales, como la ex secretaria de Estado Madeleine Albright, la directora de cine Nora Ephron o la senadora Hillary Rodham Clinton. Aunque a algunos pueda costarles asumirlo, en los años 50 muchas mujeres no entendían el matrimonio y la familia como cárceles. Otra cosa, bien distinta, es lo que piensen las mujeres universitarias, a día de hoy, sobre sus prioridades y sobre la conciliación de la vida laboral con la vida familiar. Pero, en cualquier caso, no es muy inteligente aprovechar una película de época para colocar un panfleto lleno de parodias, que incurre en la sonrojante tontería de asimilar tradición a falta de libertad. Por lo demás, muy bonito el diseño de producción, brillante la música de Rachel Portman (con canción de Elton John), muy patético el profe italiano y muy buena actriz Julia Stiles.
Alberto Fijo