Totone es un chico de 18 años un poco macarra: alcohol, cigarrillos, juergas… Broncas, las que vengan, y de trabajo, poco, hasta que las circunstancias de la vida lo obligan a asumir un papel y una responsabilidad para los que no está preparado.
En su comunidad de la Francia rural, el joven –interpretado por el novel actor Clément Faveau– trata de salir adelante y tirar también de su hermana pequeña, para lo cual se propone fabricar un queso con el que dar el pelotazo y ganar los 30.000 euros que promete un concurso de productores. Lo hace como únicamente sabe: trampeando aquí y allá, sin sutilezas. Pero Totone no es un caso incorregible: no se ha envilecido, y eso es lo que, a su modo, le ayuda a alcanzar algo parecido a una redención.
La receta perfecta, primer largometraje de la directora Louise Courvoisier, tiene el encanto de lo auténtico. Rodado en la región del Jura, en el este de Francia, donde creció la cineasta, está surcado de principio a fin por el carácter un tanto “salvaje” y “desconfiado” –en palabras de Courvoisier a The Guardian– de las gentes del lugar.
De ellas es justamente el joven Faveau, que trabaja realmente en una granja avícola y que en principio rechazó la propuesta de asumir el papel protagónico. “Esa mezcla de violencia y fragilidad que se reflejaba en su rostro, en sus ojos, era justo lo que buscaba”, asegura la directora al medio británico. Y a la vista está que el chico ha estado a la altura, con la mayor naturalidad.
															El filme recibió dos premios César de la Academia de Cine Francesa en la edición de 2025 (mejor ópera prima y mejor actriz revelación, este último para Maïwène Barthèlemy, quien interpreta a una joven ganadera, amante de Totone), y asimismo el Premio de la Juventud en el Festival de Cannes de 2024.