La mercancía más preciosa
6/10Valoración

La mercancía más preciosa

TÍTULO ORIGINAL La plus précieuse des marchandises

PRODUCCIÓN Francia, 2025

DURACIÓN 81 min.

GÉNEROS,

PÚBLICOJóvenes-adultos

contenidos

Ritmo : ⚪⚫⚫
Amor: ⚪⚪⚪
Violencia: ⚪⚪⚫

ESTRENO11/07/2025

Hace dos décadas, el cineasta parisino Michel Hazanavicius se ganó el favor del público francés con dos divertidas comedias de acción que parodiaban a James Bond, el Agente 007: OSS 117: El Cairo, nido de espías (2006) y OSS 117, perdido en Río… (2009). En 2011, Hazanavicius dio la campanada en todo el mundo con The Artist, un sorprendente homenaje al primer cine de Hollywood, sin diálogos y en blanco negro, con el que ganó 162 premios y 204 nominaciones, incluidos cinco Oscar de 10 candidaturas: película, director, actor (Jean Dujardin), banda sonora (Ludovic Bource) y diseño de vestuario (Mark Bridghes). Después, se ha entretenido con variopintas producciones singulares, como La búsqueda (2014), Mal genio (2017), El príncipe olvidado (2020) o Corten! (2022). Y ahora retorna a la primera división con una potente película de dibujos animados, La mercancía más preciosa, basada en la novela homónima del francés Jean-Claude Grumberg. Sigue así los pasos de otros cineastas de acción real, como Tim Burton, Steven Spielberg, Richard Linklater, Wes Anderson, Fernando Trueba, Pablo Berger…

En plena Segunda Guerra Mundial, un humilde matrimonio de leñadores polacos cristianos encuentra una niña de pocos meses en medio de la nieve, cerca de una vía de tren. El tosco marido quiere abandonarla en el bosque, porque sabe que la bebé ha sido arrojada por algún desesperado padre “sin corazón” –como él llama a los judíos, por ser un pueblo “deicida”– desde un tren con destino al cercano campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau. Y también es consciente de que, si los nazis se enteran, matarán a los tres: al matrimonio y a la niña. Pero se impone el cariño de la tozuda esposa, que considera la llegada de la bebé como una respuesta del cielo a sus oraciones. En cualquier caso, va a ser casi imposible mantener en secreto la existencia de la bebé o convencer a sus escasos vecinos de que la niña es de ellos, pues ya son muy mayores.

La mercancía más preciosa podría haber sido una obra maestra de la animación y del cine sobre el Holocausto. Desde luego, es altísimo el nivel artístico y emocional de su animación reducida, mayoritariamente realista, pero con vigorosos insertos oníricos, más bien expresionistas, surrealistas e incluso abstractos, siempre con tendencia hacia el blanco y negro de filmes como La lista de Schindler (1993), de Steven Spielberg. Hazanavicius confirma así su vigor narrativo visual también en esta técnica cinematográfica. Por otra parte, resulta conmovedor el conflicto dramático del matrimonio protagonista y su acto heroico de caridad, sostenido por la materna fortaleza de la mujer y la progresiva rendición paternal del marido ante la inocencia de la niña. Una evolución maravillosamente reforzada por la banda sonora de Alexandre Desplat.

Pero esos dos fuertes pilares de esta fábula moral se debilitan bastante por la sorprendente obsesión de Hazanavicius por no explicitar el catolicismo del matrimonio protagonista, que llega al absurdo cuando los muestra invocando en sus oraciones a los dioses del bosque y del tren. Un empeño quizás heredado de la novela de Grumberg, que ya colaboró con Costa Gavras en el guion de Amén (2002), adaptación fílmica de la polémica obra de teatro El vicario, de Rolf Hochhuth, injustamente crítica, parcial y panfletaria contra la actitud de la Iglesia católica ante el Holocausto. Tampoco juega a favor de la calidad final de La mercancía más preciosa el deprimente laconismo de sus diálogos –marcados por un fatalismo más pagano que judeocristiano– ni el tono algo enfático y ya visto de sus duras incursiones dentro del campo de exterminio.

En cualquier caso, hay que elogiar el esfuerzo de Michel Hazanavicius por seguir evolucionando como cineasta y por buscar nuevos caminos –como los dibujos animados– para emocionar al espectador y hacerlo pensar sobre los grandes temas.

Jerónimo José Martín
@Jerojose2002

 

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