El premio nobel de literatura de 1924, el polaco Władysław Reymont (1867-1925), escribió entre 1897 y 1909 una novela llamada Los campesinos. Ambientada en una aldea rural, y estructurada en cuatro partes que se corresponden con las cuatro estaciones del año, nos cuenta la historia de Jagna, una joven que se enamora de un hombre casado y cuya existencia a partir de ahí será un tsunami de infortunios y humillaciones. Este drama de una Anna Karénina o Madame Bovary campesina se ha convertido en una película de animación bajo la batuta de la directora Dorota Kobiela y de su esposo Hugh Welchman, que ya sorprendieron por sus técnicas de animación con Loving Vincent, sobre Van Gogh.
Más de 90 pintores del norte de Europa han trabajado en los fondos de este film que se inspiran en obras pictóricas de la época. Pintura e imagen filmada se entrelazan para crear un cuadro animado que fascina por su reto estético. Estas acuarelas y óleos envuelven una tragedia en torno a Jagna, magníficamente interpretada –y luego dibujada– por Kamila Urzędowska, que airea lo peor del ser humano. Una película animada para adultos, con un tratamiento bastante explícito de la violencia y el sexo. Una historia pesimista y cruda, propia de la novela realista y social del XIX, y envuelta en un catolicismo que ha dejado de ser realmente incisivo.
