Capitalismo: Una historia de amor

TÍTULO ORIGINAL Capitalism: A Love Story

PRODUCCIÓN Estados Unidos - 2009

DURACIÓN 128 min.

DIRECCIÓN

GÉNEROS

PÚBLICOJóvenes-adultos

ESTRENO06/09/2009

Me temo que Michael Moore sea mal comprendido fuera de su país y que por estos lares parezca un personaje nada americano, cuando es un producto típico de Estados Unidos. Lanzado a la fama en Europa con Bowling for Columbine, parece un payaso dedicado en cuerpo y alma a criticar a los republicanos y ensalzar a los demócratas de su país; y no cabe duda de que tiene algo de eso.

Pero es mucho más, y lo cierto es que sus dos últimas películas, Sicko -que pasó inadvertida- y la actual, son obras interesantes que han sido mucho mejor acogidas en su país que la más controvertida Fahrenheit 9/11.

Capitalism: A Love Story habla de la crisis económica y de la situación social en Estados Unidos, de ricos muy ricos y de pobres muy pobres; cuenta cosas que todos sabemos, y revela algunas que no sabíamos. La más llamativa, para un norteamericano, es la última filmación del presidente Roosevelt aprobando una ley de derechos de los ciudadanos estadounidenses, proyecto que habría sido positivo, pero que todavía sigue sin aplicarse. Esas imágenes nunca se mostraron y las desenterró de un archivo el equipo de Moore. Más atroces son la revelación de cómo un juez inicuo condena adolescentes para que sean internados en correccionales privados; cómo empresas se hacen beneficiarias de los seguros de vida de sus empleados, en detrimento de las familias de los difuntos, y otras prácticas, objetivamente corruptas.

Michael Moore pone el dedo en la llaga, pero su película sólo es amena cuando hilvana con ingenio -tiene mucho- disparates narrativos como el arranque de la película La historia de Roma, sacada de la Enciclopedia Británica, mezclando imágenes romanas con otras mucho más modernas; o Jesús de Nazaret con un nuevo doblaje, chocante, para ilustrar una idea; y también es divertido cuando aparece Moore de protagonista, haciendo de sí mismo, acudiendo a un banco para exigir que devuelvan el dinero de los impuestos a los contribuyentes, o precintando Wall Street como la escena de un crimen. Es menos divertida cuando expone en serio temas graves. Éstos temas tienen interés de por sí, pero no son amenos.

La principal virtud de Moore está en su humanidad, su compasión con los que sufren, y su sincera indignación ante las injusticias que genera el sistema. Su peor defecto, no medir: parece no distinguir entre el sistema y los defectos del sistema; entre capitalismo y corrupción. En cuanto al partidismo antirrepublicano, eso ya lo sabíamos y nadie se llama a engaño (al menos en Estados Unidos). Gustará a aquellos a quienes siempre ha gustado Moore, y disgustará a quienes estén en el caso contrario. Y no piensen que esto es un documental: es un ensayo.

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