Los participantes en el Sínodo de los Obispos insisten en la necesidad de difundir el Evangelio de la familia, no solo mediante la enseñanza, sino además con el testimonio de las familias cristianas.
Todos los temas que se abordan en el Sínodo de Obispos deben servir para elevar la calidad de la vida familiar, no para hacer más aceptables sus fallos.
Ante el Sínodo de la Familia, la idea de admitir a la comunión a los divorciados vueltos a casar por lo civil ha provocado un debate con intervenciones de cardenales y teólogos.
Además de guiar el trabajo de los obispos, el documento base para el Sínodo constituye un diagnóstico interesante sobre la situación familiar de los católicos de todo el mundo.