La inmigración dibuja un nuevo mapa de las religiones

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Europa recibe más inmigrantes cristianos que musulmanes, pese a la creencia de que la inmigración musulmana es la más extendida

El Pew Research Center ha elaborado un informe sobre cómo está influyendo la religión de los inmigrantes en la conformación de las sociedades modernas. Anteriormente, ya se había ocupado por separado del cristianismo (un estudio de diciembre de 2011, cfr. Aceprensa 2-03-2012) y del islam (enero de 2012).

El informe actual (Faith on the Move. The Religious Affiliation of International Migrants), que divide las identidades religiosas en siete grupos (cristianos, musulmanes, hindúes, budistas, miembros de otras religiones y personas no pertenecientes a ninguna religión), no distingue entre los inmigrantes que han abandonado sus países de origen por motivos religiosos de los que lo han hecho por otros motivos. De ahí que las conclusiones sirvan para evaluar la influencia de la inmigración en la religión y no al revés.

Otra de las limitaciones del estudio deriva de la definición de inmigrante: se toma como tal a cualquier persona que resida de manera estable en un país distinto del suyo natal. Son tomados como inmigrantes, por ejemplo, todos los que se han visto afectados durante su vida por un cambio de fronteras que ha hecho que el país donde vive actualmente ya no sea oficialmente el mismo donde nació, sin que ellos se hayan desplazado. Esto atañe sobre todo a las antiguas repúblicas soviéticas y a algunos países africanos. Una tercera limitación del estudio es que no mide el grado de compromiso de los inmigrantes con su religión. A pesar de estas deficiencias, el informe del Pew ofrece una perspectiva global interesante.

También hay una inmigración importante no musulmana hacia países árabes del Golfo

Cada vez más emigrantes

Un primer dato es que el número de migrantes –emigrantes para el país de origen, e inmigrantes para el de destino– ha crecido en los últimos diez años a un ritmo más rápido que el de la población mundial. En 2010, un 3,1% de los habitantes del planeta vivían de manera estable en un país distinto del de su nacimiento. En total, el número de inmigrantes en el mundo (según la definición del Pew) ascendía a 214 millones en 2010. A pesar de que la persecución religiosa o las guerras siguen forzando muchas migraciones, el principal motivo para el cambio de país es la búsqueda de mejores oportunidades económicas.

Los cambios producidos en el mapa de las religiones presentan algunas situaciones interesantes, y potencialmente problemáticas. En Estados Unidos, los protestantes, que constituían cerca del 70% de la población en 1960, suponen poco más del 50% en la actualidad; en el este de Europa el islam gana terreno, y no siempre se está produciendo una integración pacífica; en algunos de los Estados del Golfo Pérsico, el petróleo y la prosperidad económica están atrayendo a muchos trabajadores no musulmanes que podrían cambiar el aspecto de esas sociedades, aunque habrá que ver cómo se resuelve la lucha entre la modernización y las tradiciones islámicas. El informe dedica un apartado especial a cada uno de estos tres “escenarios calientes” de la inmigración mundial.

La región Asia-Pacífico es la que produce más emigrantes

Los cristianos, los que más emigran

De acuerdo con los datos del Pew, los cristianos están sobrerrepresentados entre los inmigrantes: es cristiano uno de cada dos inmigrantes, mientras que entre la población mundial los cristianos solo representan cerca del 35%. Los musulmanes (el segundo colectivo en número total de inmigrantes) también están sobrerrepresentados, aunque en menor medida. En cambio, los budistas, hindúes, los de otras religiones o los no identificados religiosamente migran menos de lo que representan como porcentaje de la población mundial. Los judíos constituyen un caso especial: uno de cada cuatro vive establemente en un país diferente al que le vio nacer, una proporción que quintuplica la de los cristianos.

Por regiones, la de “Asia-Pacífico” es el principal punto de salida (uno de cada tres emigrantes pertenece a esta región). La segunda región de donde más se emigra es Europa, aunque hay que tener en cuenta que una gran parte de esta emigración se produce entre países de la UE. En cuanto a los que llegan a Europa, pese a que existe la percepción de que la inmigración musulmana es la más extendida –sobre todo si se atiende a Francia y Alemania–, los datos demuestran que el 56% de los inmigrantes son cristianos, frente a solo un 27% de musulmanes. Incluso sin contar con la migración intra-europea, los cristianos siguen siendo mayoría, aunque la diferencia se reduce (13 millones de cristianos por 12 millones de musulmanes).

Los destinos preferidos

A nivel mundial, el origen de los emigrantes está muy repartido. No ocurre así con los lugares de destino: dos tercios de toda la inmigración se concentran en Estados Unidos, Europa y los países del Golfo Pérsico. Estados Unidos es el destino preferido para los cristianos, budistas (un gran número procedente de Vietnam), y también para los que se declaran sin religión, de los cuales muchos vienen de China. De hecho uno de cada cinco inmigrantes sin religión es chino.

El destino más frecuente de los inmigrantes hindúes es la India; el de los judíos, Israel, con Rusia, Ucrania y Marruecos como principales países de origen; por último, el país que más musulmanes recibe es Arabia Saudí. Entre los siguientes nueve receptores de musulmanes se encuentran algunas naciones europeas (Francia, Alemania y Rusia), Estados Unidos y grandes países musulmanes como Irán y Pakistán. También entran en la lista los Emiratos Árabes Unidos.

El islam se muda

El fenómeno de la inmigración musulmana se ha convertido en una cuestión de gran importancia geoestratégica. De ahí que las tendencias observadas merezcan una atención especial.

Una primera tendencia es la progresiva concentración de inmigrantes –y no solo musulmanes– en los países del Golfo Pérsico, y más en concreto en los territorios con grandes explotaciones petrolíferas. Entre otras cosas, estos países ofrecen prosperidad económica. Sin embargo, la inmigración en los países árabes está siempre sometida a un factor de inestabilidad asociado a los cambios políticos. La denominada “primavera árabe” ha acentuado este fenómeno, aunque quizá de manera distinta a como se preveía en un principio.

Solo los países del Consejo de Cooperación para los Estados Árabes del Golfo (Bahrein, Kuwait, Omán, Arabia Saudí, Qatar y los Emiratos Árabes Unidos) acumulan más de 15 millones de inmigrantes. En Qatar son inmigrantes ocho de cada diez ciudadanos; en Arabia Saudí, el país del Consejo con menor tasa de inmigración, esta llega al 28%, más del doble de la de Estados Unidos (13%).

Estas elevadas proporciones de inmigrantes son aún más significativas a la vista de que no más del 70% de ellos son musulmanes. Como señala el informe del Pew, “si continúan estas tendencias, algunos de estos Estados, particularmente los de población más baja, pueden sufrir cambios importantes en la composición religiosa de sus sociedades”.

Algunos de los países más tradicionalmente musulmanes están experimentando un saldo migratorio negativo de musulmanes. Basta cotejar la lista de los 10 países con más emigrantes de religión islámica con la de los 10 principales receptores: entre los primeros, solo Pakistán aparece en la segunda lista, aunque con saldo negativo. Los otros nueve ni siquiera aparecen, lo que significa que su saldo global es aún peor: tal es el caso de Palestina, Bangladesh, India, Afganistán, Turquía, Marruecos, Egipto, Irak y Kazajstán.

Con todo, según las estimaciones de otro informe del Pew, la población musulmana continuará creciendo a un mayor ritmo que la no musulmana durante al menos los próximos 20 años. Actualmente los musulmanes suponen el 23,4% de la población mundial, y en 2030 pueden significar ya el 26,4%. No obstante, su ritmo de crecimiento para las próximas dos décadas será más bajo que el de las dos precedentes.

Estados Unidos: el 74% de la inmigración es cristiana

Las dos grandes superpotencias económicas ofrecen unos datos migratorios muy diferentes. Mientras que en Estados Unidos la inmigración es mayoritariamente cristiana, de China está partiendo un gran número de ciudadanos que no confiesan ninguna religión o que profesan religiones distintas de las que recoge el informe.

La inmigración en Estados Unidos tiene un nombre propio: México. El informe del Pew tiene en cuenta también a los ilegales, de los que hace una estimación basándose en movimientos de dinero. En total, cerca de 12 millones de nacidos mexicanos viven en Estados Unidos, una población igual a la del total de inmigrantes de otras procedencias.

Después de los mexicanos, los colectivos de inmigrantes más numerosos son los de filipinos (1.800.000), indios (1.700.000), chinos (1.400.000) y alemanes (1.200.000). La tasa de inmigrantes de primera generación se sitúa en el 13%, una cifra parecida a la de los grandes países europeos, pero por debajo de Australia y Canadá (20%). En cuanto a la distribución por credos, un 74% de los inmigrantes son cristianos y solo un 5%, musulmanes (muy poco por encima de las tasas de hindúes y budistas, 3% y 4% respectivamente).

Europa : el 40% de los inmigrantes son musulmanes

El informe del Pew compara la Unión Europea de los 27 con Estados Unidos. El número total de inmigrantes es similar (43 millones en EE.UU. por 47 millones en la UE); la tasa de inmigración norteamericana, 13%, es parecida a la de muchos países eurpeos, entre ellos Alemania y España. Por último, Europa acoge a 13 millones de inmigrantes musulmanes, mientras que en Estados Unidos residen 12 millones de inmigrantes mexicanos.

Este último factor establece una diferencia importante. La brecha cultural que divide a mexicanos y norteamericanos representa un gran reto, pero no se puede comparar a la que existe entre Europa y la mayor parte de los países islámicos. En el primer caso se comparte un cierto sustrato religioso, y por tanto cultural.

Aunque la mayor parte de la inmigración europea sigue siendo cristiana, el viejo continente pierde cristianos en proporción. A cambio, cada vez alberga a una proporción mayor de musulmanes. Si se excluye la migración entre países miembros de la UE, los musulmanes ya representan casi el 40% de los inmigrantes.

El caso de Rusia es particular. Su saldo migratorio es positivo para los que no profesan ninguna religión y sobre todo para los musulmanes. De hecho es el segundo receptor de musulmanes después de Arabia Saudí. En cambio, su saldo es tremendamente negativo en lo que se refiere a los judíos. Solo cobija a 30.000 judíos nacidos fuera del país, mientras que han emigrado –casi en su totalidad hacia Israel– más de 740.000 judíos nacidos en Rusia. El saldo de la migración cristiana también es muy negativo: han salido 8.2000.000 y solo han entrado 5.800.000.

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