Camino Sinodal alemán: Reformar la Iglesia sin admitir otras opiniones

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Camino Sinodal
Catedral de Colonia

La catedral de Colonia

 

Berlín.— En la cuarta asamblea del Camino Sinodal alemán, concluida en Fráncfort el pasado fin de semana, se han evidenciado, e incluso amplificado, las tendencias que ya podían observarse en las tres anteriores: este proyecto convocado por la Conferencia Episcopal Alemana (DBK) y el Comité central de los católicos alemanes (ZdK) está dispuesto a llevar adelante lo que los dirigentes y la gran mayoría de los participantes consideran una “reforma” de la Iglesia católica, haciendo caso omiso de las indicaciones del Papa y de la Santa Sede, y obviando la tradición y la doctrina de la Iglesia.

Unas semanas antes de la asamblea, el 21 de julio, la Santa Sede publicó una breve nota oficial que recordaba que el Camino Sinodal “no está facultado para obligar a los obispos y a los fieles a adoptar nuevas formas de gobierno”. La nota explicitaba que “no sería admisible introducir nuevas estructuras o doctrinas oficiales en las diócesis antes de que se haya alcanzado un acuerdo a nivel de la Iglesia universal”.

Los copresidentes del Camino Sinodal, Mons. Georg Bätzing, presidente de la DBK, e Irme Stetter-Karp, presidenta del ZdK, se limitaron a criticar entonces que la nota vaticana no llevaba firma y que en el propio estatuto del Camino Sinodal se decía que en las cuestiones que afectan a la Iglesia universal el Camino Sinodal solo hacía sugerencias.

En cualquier caso, en la cuarta asamblea se hizo caso omiso de dicha advertencia cuando se trató uno de los “textos de acción” que prevé la creación de un “consejo sinodal” para perpetuar el Camino Sinodal. Se trataría de un “órgano consultivo y decisorio” para adoptar “decisiones fundamentales de importancia supradiocesana sobre la planificación pastoral, las cuestiones de futuro y los asuntos presupuestarios de la Iglesia”. Si bien en la Asamblea solo se decidió la creación de una “comisión sinodal” que prepare dicho Consejo, dejando “abiertas” sus atribuciones, el objetivo final sigue siendo la constitución de un “nuevo órgano de gobierno formado por obispos y laicos”; así titulaba, por ejemplo, Daniel Deckers un artículo al respecto en el Frankfurter Allgemeine Zeitung y así lo entendieron también los representantes del Camino Sinodal. En efecto, su vicepresidente, Thomas Söding, calificó la “comisión sinodal” y el “consejo sinodal” de instrumentos para “instituir sinodalidad de modo permanente” y los denominó un “punto de inflexión”. Según Söding, el ZdK ahora “asume una responsabilidad eclesial”. La presidenta del ZdK, Irme Stetter-Karp, añadió al respecto: “Estamos dispuestos a tomar decisiones difíciles junto con los obispos alemanes”.

La “comisión sinodal” estará formada por 27 representantes de la DBK y otros tantos del ZdK, así como por otras 20 personas elegidas conjuntamente por una y otro. En este contexto, los obispos Gregor Maria Hanke de Eichstätt y Wolfgang Ipolt de Görlitz apelaron a los miembros de la comisión a estudiar el documento sobre sinodalidad publicado por la Comisión Teológica Internacional, pues “es importante que, sobre todo, descubramos el aspecto espiritual de la sinodalidad y profundicemos en él”.

Nueva moral

Si bien la Asamblea, en su primera votación, rechazó un “texto base” sobre una “renovación de la ética sexual” por no contar con la mayoría de dos tercios de los obispos –como requiere el reglamento–, en los días siguientes se aprobaron tres textos sobre “diversidad sexual”, exhortando a los obispos a nombrar en sus diócesis encargados para personas “LGBTI*” a fin de “sensibilizar” a los fieles en cuestiones de diversidad sexual. Solicitan además al Papa que “abra a personas transexuales todos los ministerios ligados a la ordenación” y quede abolida la prohibición de ordenar a personas homosexuales y personas trans. En realidad, esos textos no deberían haber sido tratados, por emanar de un texto base rechazado; pero esas disposiciones del propio estatuto del Camino Sinodal no fueron óbice para que su presidencia decidiera lo contrario.

Al respecto, en una entrevista con Domradio, Julia Knop, catedrática de Teología Dogmática en la universidad de Erfurt, ha declarado: “Los obispos tienen ahora la tarea de formular los textos sobre la equidad de género y la revalorización de la sexualidad queer en demandas muy concretas, también de cara a Roma, y defenderlas también allí”.

La asamblea pide que se revise la doctrina de que la Iglesia no tiene autoridad para conferir el sacerdocio a mujeres

Especialmente esperada por parte del ZdK era la votación sobre el texto base “Mujeres en servicios y ministerios en la Iglesia”. A fin de conseguir la mayoría cualificada de los obispos, se rebajó el tono del documento; en lugar de presentarlo como una “exigencia de abrir la ordenación sacerdotal a las mujeres”, se puso en el centro de atención la “consulta a la autoridad suprema de la Iglesia (Papa y concilio)” de si es posible revisar la doctrina de Ordinatio sacerdotalis de Juan Pablo II (1994), en que el Papa establecía como doctrina definitiva la imposibilidad de la ordenación de mujeres.

También en este aspecto se puso de manifiesto la división en el episcopado. Así, en una entrevista concedida a Radio Horeb tras la finalización de la Asamblea, el Card. Rainer Woelki de Colonia afirmó que Ordinatio sacerdotalis representa “una decisión definitiva, pues Juan Pablo II escribió que esa decisión tiene validez para todos los tiempos”; además hizo referencia a que la respuesta de la Congregación para la doctrina de la fe al respecto “lo confirma exactamente, y lo define también un sentido casi dogmático”.

Sin embargo, el Card. Reinhard Marx de Múnich declaró: “Es la primera vez, creo, que una Iglesia local con una mayoría de dos tercios de la Conferencia Episcopal vota claramente por no cerrar esta cuestión”. En este contexto destacaba “la justificación teológica y los buenos argumentos del texto”. Añadía que si bien Juan Pablo II declaró en 1994 que la Iglesia católica no tenía “ninguna autoridad” para ordenar mujeres al sacerdocio y que “esa decisión era definitiva y no había necesidad de discutirla más”, cada vez “son más las voces de la teología y de la Iglesia que –también como consecuencia de la evolución teológica– reclaman un nuevo debate sobre esta cuestión”.

En otra de las resoluciones de la asamblea, se abogó por la “apertura” de la predicación por parte de mujeres (y también hombres laicos), fundamentándolo en el “sacerdocio común de todos los fieles”. Según el mencionado Thomas Söding, el Camino Sinodal presta así una aportación a la evangelización. También se instó a que en las diócesis se estudiara la posibilidad de introducir una administración extraordinaria del bautismo y del matrimonio por laicos.

Presiones

Especialmente llamativa fue la presión que se ejerció sobre aquellos obispos que, sorpresivamente, rechazaron el texto base sobre la “nueva moral sexual”. La presidenta del ZdK les tildó de “bloqueadores” y amenazó con abandonar la asamblea. El presidente de la DBK reunió a los obispos a puerta cerrada, incluso en dos ocasiones, para “coordinar” sus respuestas. Además se decidió que las votaciones fueran nominales, lo que por parte de algunos se consideró una medida intimidatoria, al publicarse las votaciones en Internet. Y cuando el número exigido por el propio estatuto del Camino Sinodal, cinco personas, presentaron una solicitud formal de votación secreta, la presidencia se acogió a una “interpretación” del estatuto para negarse a ello.

“El Camino Sinodal es un sistema hermético que no tolera divergencias”

De hecho, unos días después de concluir la Asamblea, la plataforma suiza kath.ch, con la excusa de que la diócesis de Rottenburg-Stuttgart es vecina de Suiza, publicó un artículo contra el obispo, Mons. Gebhard Fürst, y el obispo auxiliar Thomas Maria Renz de dicha diócesis: se les tildaba de “género-críticos” por haber votado en contra.

A su vez, el obispo de Augsburgo, Mons. Betram Meier, calificó –en la página web de la diócesis– el ambiente reinante en la Asamblea de “encrespado”, todo lo contrario a un “ambiente distendido”.

Sínodo distorsionado

En la plataforma CNA Deutsch, Joachim Heimerl, sacerdote de la archidiócesis de Viena, resumía la asamblea con las siguientes palabras: “Todo esto no tiene nada que ver con la ‘sinodalidad’ acorde a los deseos del Papa y al modelo romano, por mucho que los obispos se empeñen. Lo que hemos visto estos días en Alemania es, en cambio, la imagen distorsionada de un ‘sínodo’. Se ha invertido lo que el Papa dice frecuentemente: que un sínodo nunca es un parlamento. El Camino Sinodal no tiene anclaje en el Derecho Canónico, y mucho menos es un ‘sínodo’ en sentido estricto; ha quedado de manifiesto que es un sistema hermético que no tolera divergencias”.

Por otro lado, en el pueblo fiel, el Camino Sinodal no parece tener mayor repercusión. En este sentido resulta significativa la encuesta realizada por el instituto de estudios de opinión INSA Consulere para Die Tagespost, los días 9 a 12 de septiembre, coincidiendo con la cuarta Asamblea sinodal: al 72% de los alemanes, el nombre de Georg Bätzing no les dice nada; incluso entre los católicos encuestados, el 67% no conoce el nombre del presidente de la DBK y copresidente del Camino Sinodal; solo el 19% dijeron que el nombre les era familiar.

Un comentario

  1. No sé quién lo dijo, pero todas esas peticiones las pueden encontrar hechas realidad en las iglesias protestantes. No les hace falta un sínodo, sino cambiarse de chaqueta sin más.

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