En los años de crecimiento económico sostenido, los Estados gastaron alegremente para ampliar los sistemas de protección social. Pero la recesión actual tiene el efecto de multiplicar las demandas de protección y de limitar los recursos, públicos y privados, para satisfacerlas. Estas presiones, agravadas por el envejecimiento de la población, obligan a los países de la OCDE a revisar sus políticas sociales. Edwin Bell, experto de la OCDE, explica este cambio que aparece reflejado en el reciente informe sobre Las nuevas orientaciones de la política social (1).