Combatir el extremismo con los recursos de la publicidad digital

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Si las nuevas tecnologías han contribuido a aumentar el radicalismo es por la facilidad con que los extremistas expanden su veneno con información tergiversada. Este es el análisis que ha hecho Moonshot CVE, una startup que emplea las técnicas más eficaces del marketing digital para combatir el adoctrinamiento radical.

Su estrategia es novedosa porque, hasta ahora, la de las fuerzas de seguridad consistía en ir a la zaga de los sospechosos, rastreando búsquedas, controlando la actividad online y, en su caso, prohibiendo la publicación de contenidos potencialmente peligrosos.

Este último modo de proceder, sin embargo, no se ha mostrado del todo eficaz. Internet es un bosque con pocos claros y demasiadas pistas falsas, de manera que resulta complicado cribar la información. Lo esperanzador en el caso de Moonshot es que no pretende atajar los síntomas, sino las causas del extremismo, intentando poner fin al proceso de radicalización desde que comienza, como ha explicado Clark Hogan-Taylor, su director de comunicación, al New York Times. Los creadores de la iniciativa son Vidhya Ramaligan y Ross Frenet, que se conocieron trabajando en un think tank especializado en la lucha contra el islamismo radical.

Información no sesgada

La compañía utiliza los servicios publicitarios de Google y el conocido método de sugerencias. De esa forma, a quienes realizan determinadas búsquedas les salta un anuncio en el que se les invita a leer otras páginas o consultar más información. La idea es facilitar el acceso a contenidos no sesgados.

En este sentido, Moonshot funciona como otras empresas, pagando por cada clic. Los anuncios no pretenden reprender ni fiscalizar la actividad de los usuarios y evitan ser condescendientes o paternalistas, porque se ha demostrado que un tono aleccionador puede causar rechazo entre quienes son más proclives a suscribir puntos de vista radicales.

Por el contrario, de un modo amable, se ofrecen enlaces a videos, música o textos disuasorios. Comenzaron con 48 anuncios y ahora cuentan con más de 1.000. Han confeccionado también 86 listas de reproducción con videos cortos. El contenido es variado: artículos, escenas de películas, canciones… Lo más difícil es afinar en los términos de búsqueda, y en eso trabaja un equipo, ya que quien solo busca información no emplea las mismas palabras que el radical. Hasta el momento, tienen una base de datos de más de 20.000, entre los que se recoge desde “Hitler Héroe” a música de grupos radicales, pero están constantemente actualizándola.

Lo más difícil es afinar en los términos de búsqueda, ya que quien solo busca información no emplea las mismas palabras que el radical

El fanatismo supremacista

Moonshot paga por los anuncios y, por eso, busca financiarse tanto con las ayudas públicas previstas para luchar contra el terrorismo como con donativos de fundaciones o empresas privadas. Desde su inicio, algunos gobiernos han solicitado sus servicios. En 2017, por ejemplo, suscribió un contrato de más de 1,5 millones de dólares con el Ministerio de Sanidad canadiense, que tiene las competencias de Interior, para poner en marcha un programa piloto de 18 meses.

También el gobierno de Estados Unidos, junto con la organización judía Liga Antidifamación y una fundación filantrópica, Gen Next Foundation, financiaron una campaña para enfrentarse a la retórica supremacista blanca, que ha crecido en el último lustro. Así, a quienes buscaban “Racial Holy War” (guerra santa racial), “Ku Klux Klan phone” o música de Blink 1488, una banda radical, les ofrecían información o sugerencias alternativas. Russell E. Travers, director del Centro Nacional de Contraterrorismo, ha valorado muy positivamente la iniciativa.

Aunque es difícil medir el impacto que puede tener esta forma de luchar contra la radicalización, en distintos canales, como Telegram, los grupos de fanáticos han pedido a sus simpatizantes que boicoteen los anuncios, lo que muestra su preocupación. Por otro lado, se trata de una estrategia que no vulnera la privacidad de los usuarios, ya que Moonshot solo recopila datos de las búsquedas, no de los individuos.

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