Una escritora en trámite de divorcio y un refugiado sij que le enseña a conducir dan pie a situaciones sugestivas y diálogos chispeantes, más algunas reflexiones sobre las cosas importantes de la vida.
El Woody Allen de siempre. Buen contador de historias, ingenioso en algunos recursos, divertido... pero también cínico y desesperanzado, a vueltas con el amor y el desamor, la felicidad y la desdicha, el sentido de la vida y la religión.