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Ron Livingston
A pesar del cansancio y demás efectos secundarios de la maternidad, en “Tully” predomina la sensación de felicidad que proporciona.
Jugosa recreación de la entrevista póstuma al original escritor norteamericano David Foster Wallace, un buscador infatigable de la verdad que hablaba con lucidez y desgarro.
Un cuento aparentemente surrealista que pone el dedo en la llaga de cuestiones como la paternidad y la educación.
Dos buenos actores hacen la peor película de sus carreras, una comedia zafia, sin chispa, sin el mínimo interés.

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