La quincuagésima película de Woody Allen, sin ser una de sus grandes, no defrauda: se trata de una pequeña comedia romántica, con un toque de enredo y muchísima nostalgia.
Con un sugestivo guión del inglés Peter Morgan (The Queen) y la buena realización de Ron Howard, esta notable película es una de las favoritas en los Oscars.
Robert Angier es un ilusionista respetado que se obsesiona con uno de los trucos de su rival Alfred Borden. Para conseguir el truco hará todo lo posible, sin saber hasta qué punto cambiará su vida...