Reitman muestra con claridad el problema de la adicción a las redes sociales y a la pornografía en Internet, pero esquiva la respuesta moral que el planteamiento pide.
Gore Verbinski traslada al Oeste la fórmula de "Piratas del Caribe" y consigue un western entretenido, pero que no encuentra el equilibrio entre violencia hiperrealista y comedia.