Tres épocas de la historia alemana a través de la vida de un artista que descubre su vocación bajo el nazismo, se inicia en la RDA y confirma su estilo en los años 60 en Alemania occidental.
El hotel descrito en la novela de Stefan Zweig es el escenario de un imaginativo juego, protagonizado por el dueño y un joven botones, y filmado con estética “naïf”.