En 1950, en un pequeño pueblo británico, la doctora Jean Markham (Anna Paquin) inicia una relación íntima con Lydia (Holliday Grainger), madre soltera de uno de sus pacientes.
El octavo episodio de la saga lleva el aliento de la trilogía original, con una certera realización y unas interpretaciones que destacan la hondura de los personajes.