La película cuenta el romance entre dos mujeres en la Escocia de los años 50 a través de los ojos de un niño, hijo de una de ellas.
A pesar de su esfuerzo estético y de su indiscutible compromiso ideológico, la cinta, interpretada por Anna Paquin y Holliday Granger, nunca llega a provocar demasiado interés y su metraje, siendo el convencional, resulta interminable. ¿La culpa? Un ritmo premioso, la superficialidad a la hora de contar una supuesta evolución de los personajes y algunas secuencias directamente risibles.