Venganza, odio, codicia y un absoluto desprecio por la vida son los ingredientes de este macabro “western” que tiene mucho de tragedia griega en clave cómica, al estilo Tarantino.
En los años de la Gran Depresión, Michael Sullivan es un asesino a sueldo que profesa una lealtad inquebrantable a su jefe y, al mismo tiempo, un buen padre de familia. Un día, su hijo de doce años decide seguir le para ver en qué consiste su trabajo.