Hiroyuki Sanada

Gran remate de “Infinity War”, las tres horas de duración permiten alternar historias personales y gran épica, cerrar muchos relatos y dejar la puerta abierta a otros nuevos.
Una divertida película protagonizada por las gamberras criaturas que se hicieron famosas con las dos entregas de “Gru”, esta vez con algunas bromas que no son para niños.
1870. El capitán Nathan Algren es un hombre a la deriva. Las batallas que libró en otro tiempo parecen ahora lejanas e inútiles. Una vez arriesgó su vida por el honor y por la patria, pero, en los años transcurridos desde la Guerra de Secesión estadounidense, el mundo ha cambiado. El pragmatismo ha reemplazado al valor, el interés personal ha ocupado el lugar del sacrificio y el honor no se encuentra en ninguna parte, especialmente en el Oeste, donde su papel en las campañas contra los indios acabó en desilusión y tristeza. En algún lugar de las implacables llanuras junto a la ribera del río Washita, Algren perdió su alma. En un mundo completamente distinto, otro soldado ve como su modo de vida está a punto de desintegrarse.

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