Woody Allen retorna con una nueva reflexión sobre la libertad y el azar, en la línea de “Match Point”, pero más ligera, más divertida y algo más optimista.
Un hombre que tiene cuanto se pueda desear en la vida, a los 42 años arroja todo por la borda en un estallido de amargura. Becker plantea muchas preguntas e invita al espectador a que las conteste.