Florian Lukas

Lars Kraume adapta el relato autobiográfico que narra una revuelta de estudiantes de bachillerato contra el régimen comunista en la antigua Alemania oriental.
El hotel descrito en la novela de Stefan Zweig es el escenario de un imaginativo juego, protagonizado por el dueño y un joven botones, y filmado con estética “naïf”.
Aviadores británicos y alemanes derribados sobre Noruega se ven obligados a convivir en un refugio, en medio de un paraje helado. La historia tiene fuerza, y las opciones inteligentes del director la resaltan.

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