Por comodidad los consumidores pagan cada vez más con tarjeta, y los Estados ponen límites a las compras en efectivo. Pero la sociedad sin moneda supone también restricciones de la libertad y de la privacidad.
Las emociones y los sentimientos han sustituido a la argumentación racional en la esfera pública y se han convertido en la clave de muchas decisiones políticas.
Para tener una actitud crítica hay que ejercitar ciertos hábitos y evitar otros, sostiene el autor, que desvela algunas de las trampas intelectuales más difundidas hoy.
Las iniciativas de renta básica se reducen por ahora a algunos experimentos con poblaciones reducidas y en zonas pobres, que no han sido evaluadas con rigor científico.
Rieff sostiene con pesimismo que, a menos que cambie el sistema y se arbitren soluciones políticas que pongan fin al lucro, los pobres seguirán teniendo dificultades para alimentarse.
Si hay que abandonar la política antidroga por ser irreal, la ONU debería abandonar también la lucha contra la pobreza, la prostitución o la trata de personas.