Recurrir a un autocar llamativo para lanzar mensajes y sensibilizar a la población es cada vez más habitual. Hace unos años, copiando una iniciativa británica, tuvimos el llamado bus ateo, con el lema “Probablemente Dios no existe. Así que deja de preocuparte y disfruta de la vida”. El mensaje daba por supuesto que el creyente es un ser agobiado por sus creencias e incapaz de gozar de la vida. Pero nadie dijo que la negación de la existencia de Dios
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