Las estrategias de desarrollo basadas en intervenciones del Estado a gran escala han demostrado tener muchas limitaciones y con frecuencia han sido fuente de despilfarro. Esta decepción ha llevado a interesarse por un sector hasta hace poco ignorado en la ayuda al desarrollo: las llamadas "micro-empresas" que proliferan en el sector informal de esas economías. Además, estas iniciativas sirven especialmente para proporcionar un ingreso a mujeres que, por su escasa formación o sus obligaciones familiares, no podrían acceder a un empleo en el sector productivo.