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Internet desarrolla la enseñanza a distancia
Madrid. Dice el anuncio que «o te mueves, o caducas». En la profesión, «moverse» muchas veces es sinónimo de mejorar la formación. Pero no pocos se preguntan cuándo, cómo y dónde hacerlo sin desatender sus otras ocupaciones. Miles de personas lo están consiguiendo gracias al desarrollo apabullante de la enseñanza a distancia por Internet. Se «mueven» sin moverse de casa.

Los cursos por Internet proliferan como setas. Tanto, que desde hace unos meses algunos hasta se preguntan si los campus virtuales acabarán con la vieja universidad. Los más entusiastas se han atrevido a decir incluso que la formación del siglo XXI será virtual o no será. Pero quizás no sea la cuestión más interesante. La universidad ha resistido los embates de «peores» revoluciones y ahí sigue, después de ocho siglos.

Es cierto que Internet puja con fuerza en el terreno universitario. Se acabó esperar a que el bedel abra la biblioteca; hacer cola en el servicio de fotocopias para recoger las prácticas; apuntarse en la sala de ordenadores para consultar la base de datos; o visitar el departamento de Anatomía Patológica (en horario de oficina, eso sí) para consultar las fichas de los cortes histológicos que no dio tiempo a ver en clase.

Muchas universidades ofrecen ya estos servicios por Internet. Pero además, hay universidades y escuelas de posgrado completamente virtuales, sin aulas, sin biblioteca, sin bedeles. Internet es tan flexible (24 horas al día, estés donde estés), que incluso se atreve a impartir lecciones magistrales a distancia. Es otra forma de hacerlo: si es mejor o peor, ya se verá. Pero mientras llega el día, multitud de personas que por motivos profesionales, geográficos, lingüísticos o familiares no pueden acudir a la universidad se benefician de los cursos que se imparten en la Red, con las ventajas adicionales que tiene sobre los estudios a distancia tradicionales. Esa sí es la cuestión de interés.

Gloria Serra, barcelonesa afincada en Madrid desde hace dos años, es directora y presentadora de la primera edición de informativos de Telecinco y de la tertulia matinal La Mirada Crítica. Aunque tiene suerte de terminar la faena con sol, su jornada empieza a las cinco de la mañana. Un horario laboral difícil de compaginar con los estudios universitarios. No obstante, cursa segundo ciclo de Historia del Arte en la Universitat Oberta de Catalunya (UOC).

Estudios por cable

A pesar de lo avanzado del curso, todavía no ha visto a los profesores de las cinco asignaturas en las que se ha matriculado, ni conoce a sus compañeros. Pero afirma que «va a clase» todos los días.

– Entro a diario en la página de Internet de la universidad, porque lo exige el ritmo académico. No es como otros estudios a distancia, en que al principio de curso te dan los apuntes y te citan unas semanas antes del examen para resolver dudas. Aquí es difícil despistarse.

Como el 75% de sus compañeros, Gloria tiene entre 25 y 40 años y, como el 90%, trabaja.

– ¿Por qué elegiste una universidad virtual?

– No tenía buenas referencias de las universidades a distancia más conocidas y, con motivo de una entrevista al rector de la UOC, me animé.

– ¿Qué ventajas tiene?

– La comunicación diaria con los profesores y compañeros, aunque sea a distancia. Y las facilidades para profesionales con mucha movilidad laboral y horarios complejos.

– ¿Por qué sigues estudiando?

– Estudio Arte por afición: siempre he querido hacerlo. Soy licenciada en Periodismo y tengo trabajo, por eso no tengo prisa. Supongo que, al ritmo que me he marcado, acabaré en cuatro o cinco años.

– ¿Y el resto de tus compañeros?

– La mayoría busca la titulación de la carrera y, de paso, integrar los conocimientos informáticos que son necesarios ya en muchas profesiones. Creo que es muy útil asociar esto a la carrera clásica.

Como levantar la mano en clase

La OUC es virtual, pero en lo demás funciona como las universidades de ladrillo: nota de acceso, calendarios, exámenes parciales, créditos, prácticas…; tampoco hay diferencia en cuanto a las tasas. Pero el ritmo de estudio depende de las circunstancias de cada estudiante, y cada cual «asiste a clase» cuando puede: la mayoría, durante la noche, después del trabajo, o en los fines de semana.

Cuando Gloria accede a las páginas de sus asignaturas, se encuentra con el Tablón de anuncios -donde están los avisos del profesor- y el Foro -un chat- donde están los mensajes abiertos de los alumnos y las consultas. El Foro es como levantar la mano en clase para hacer una pregunta o participar en una conversación durante el descanso.

En cualquier momento se puede saber quién está conectado y conversar con él en tiempo real. Según Gloria, es como quedar con alguien en el bar de la facultad, «que eso siempre anima». Otra sección de la página es el Debate, propuesto por el profesor sobre un tema relacionado con la asignatura. Y, por último, un buzón personal, donde los alumnos reciben los mensajes de los profesores o compañeros, los trabajos corregidos, indicaciones. Por terminar con el paralelismo, el buzón hace las veces de la visita al despacho del profesor.

– ¿Cómo es el día a día?

– Como en cualquier universidad, a comienzo de curso el profesor de cada asignatura explica el programa; el calendario; el plan de estudio; si va a seguir el libro de texto o sus apuntes; las lecturas obligatorias; el material de consulta, etc. Y te envían los textos que hay que estudiar. Tú procuras seguir ese ritmo, preguntar lo que no entiendes, hacer los trabajos y estudiar. A medida que avanza el curso, los profesores envían imágenes de las obras que estudiamos, planos de yacimientos, textos de ayuda para las prácticas, etc. Con un ordenador no tienes problemas con las diapositivas precisamente…

– Si pasas varios días sin conectarte, ¿perderás muchas «clases»?

– No. Lo que no has visitado tiene una banderita roja al lado que te lo recuerda, como ocurre con el correo electrónico que no has leído. Y si «te pilla el toro», que es otro problema, siempre puedes pedir un resumen a algún compañero…

Un tutor al otro lado

Los expertos coinciden en que Internet no aporta ventajas pedagógicas («si el profesor es bueno, el método seguirá siendo bueno si quitas los ordenadores», ver servicio 151/97), sino que permite superar otras dificultades. Por ejemplo, no poder dejar de trabajar para mejorar la formación profesional; tener que cuidar de los hijos o de familiares enfermos; vivir lejos de los centros de formación o no poder viajar a otro país para asistir a un curso especializado. Sin embargo, estudiar a distancia exige características personales que quizás no todo el mundo haya desarrollado.

– ¿Cómo consigues no desanimarte estudiando en solitario?

– Los profesores son conscientes de que estudiar a distancia es más duro que asistir a clase a diario. Por eso, te animan constantemente y te facilitan la tarea. Así no tienes sensación de soledad y de que todo depende de tu autodisciplina. Además, en el plano académico, hay más tarea de la habitual. Para poder presentarte al examen final tienes que presentar, como mínimo, tres parciales o trabajos, aunque en la mayoría de las asignaturas son cinco. Para seguir este ritmo no hay más remedio que trabajar con regularidad.

– ¿Qué función realiza el tutor?

– Cada asignatura tiene un profesor, pero, además, al comenzar la carrera te asignan un tutor que te acompaña el tiempo que duren tus estudios. Es una especie de preceptor que te aconseja de cuántas asignaturas matricularte en función de tus circunstancias; te soluciona problemas administrativos o con algún profesor; supervisa las gestiones administrativas; comprueba que te has matriculado correctamente; y, sobre todo, te da ánimos.

Ciberexámenes

– ¿Y no hay que dominar la informática para estudiar así?

– Hay una asignatura obligatoria de conocimientos multimedia que sirve para aprender desde cero a usar el ordenador e Internet. Con eso es suficiente.

– ¿Qué herramientas necesitas?

– Tienes que tener un ordenador con unos requisitos mínimos de memoria y velocidad, unidad de CD ROM y acceso a Internet. La conexión a Internet te la facilita la UOC, así como tu identificador y contraseña. De todas maneras, hay subvenciones para comprar el ordenador o descuentos para actualizar el que tengas. El tiempo de conexión a la Red lo paga cada alumno.

– ¿Desde dónde te conectas?

– Normalmente desde casa. Pero si tu ordenador es demasiado lento, puedes descargar en el trabajo la documentación o las imágenes que te envían, guardarlo en un formato que ocupe menos espacio y llevártelo a casa en un disquete.

– Dices que entregas de tres a cinco trabajos por asignatura. ¿Cómo los corrigen?

– Algunos profesores exigen entregar los trabajos en un formato determinado, aunque en la mayoría de los casos es libre. Cuando lo terminas, lo envías por correo electrónico al profesor. Habitualmente, en menos de una semana recibes un mensaje con la nota y sus comentarios. En cuanto a las dudas, se sigue el mismo procedimiento, aunque la respuesta llega en menos de 24 horas.

– ¿Qué son los ejercicios de autoevaluación?

– Esto también sirve para no dormirte. Las lecciones tienen al final unos ejercicios resueltos, como los libros de texto del colegio, que sirven para repasar los temas. Después de estudiar un tema, haces los ejercicios y comparas tus respuestas con las soluciones.

– ¿Subrayas la pantalla…?

– Bueno, yo sigo utilizando el papel para estudiar. Es más cómodo. La ventaja es que solo imprimes lo que te interesa, insertas fotos, pegas un texto relacionado. En fin, apuntes a medida.

– ¿El examen final también es virtual?

– No. La UOC tiene centros de examen distribuidos por toda España y dispones de tres o cuatro fechas para presentarte. Yo, por ejemplo, me examino en la Universidad Complutense. Allí se quedan con el examen, lo envían a la UOC y, después, recibes la nota.

Hay público

La UOC tiene más de 10.000 alumnos matriculados en Ciencias Empresariales, Psicopedagogía, Derecho, Humanidades, Informática de Sistemas, Informática de Gestión, Filología Catalana, Administración y Dirección de Empresas y Documentación. Tiene también un Graduado Multimedia y numerosos cursos de posgrado, masters y cursos de especialización y actualización de conocimientos profesionales.

En el foro están los mensajes de los alumnos y las consultas. Es como levantar la mano en clase

No está nada mal para tener cinco años de existencia, y parece que es una tendencia en todo el mundo. En 1998 en Estados Unidos había 1,4 millones de personas realizando cursos a distancia. Según el informe Online Distance Learning in Higher Education 1998-2002, publicado en febrero de 1999 por International Data Corporation, se espera que en Estados Unidos la inscripción en cursos por Internet aumente a un ritmo anual del 35%. De manera que en el 2002 puede haber 2,2 millones de estadounidenses estudiando a través de Internet. Es decir, el 15% de los universitarios (en 1998 eran el 5%) estudiarán a distancia.

Las razones de la expansión van desde la flexibilidad para el alumno hasta el ahorro de costes para las universidades, que no tienen que construir nuevas aulas. Un reportaje de International Herald Tribune (23-XI-99) destaca algunos aspectos que deberían tener en cuenta las universidades que temen los efectos del descenso de la natalidad. En primer lugar, lo que aporta la Red es llegar a un potencial de estudiantes mucho más numeroso y con independencia de los horarios, en todo el mundo. Además, muchas profesiones exigen una mejora continua de la formación. ¿Cómo hacerlo sin utilizar las nuevas tecnologías?

En segundo lugar, en Estados Unidos, cada vez hay más personas mayores de 25 años que van a la universidad para desarrollar su carrera profesional y mejorar el salario. Es el grupo de universitarios que más ha crecido en la década de los 80, hasta el punto de que los jóvenes de 18 a 22 años que viven en el campus y se dedican a la universidad a tiempo total son solo 1 de cada 5 alumnos. Los mayores de 25 años son los primeros candidatos para estudiar desde casa o desde la oficina.

En tercer lugar, de 1980 a 1997 la media de la matrícula universitaria, habitación y material ha subido más de un 300%. Menos del 5% de las familias pueden permitirse llevar a sus hijos a una universidad privada. Y hay sensación de que los presupuestos estatales no pueden soportar el agigantamiento de la universidad pública. Una universidad sin edificios es una buena opción para reducir costes.

Y, por último, dos de cada cinco familias estadounidenses tienen ordenador y módem, y millones de familias en todo el mundo tienen acceso a Internet. Según Arthur Levine, presidente del Teacher’s College de la Universidad de Columbia, el sector privado ha respondido más rápido a estas cuestiones que las universidades, y si las universidades no revisan cómo interpretan su papel en la investigación y la enseñanza, pueden perder protagonismo en la enseñanza superior.

Carmelo García, profesor de Gestión de la Tecnología en la Escuela de Telecomunicaciones de la Universidad Politécnica de Madrid, afirma que Internet no será la opción exclusiva: unas veces será un complemento y otras, un sustituto de la universidad presencial. Quizás pronto se pueda hacer desde Hanoi un MBA en la Universidad Stanford. Pero, para García, el límite no es tecnológico sino administrativo, pues no será fácil organizar las titulaciones, seleccionar a los alumnos, convalidar asignaturas y homologar títulos.

Consorcios de universidades virtuales

Hay cientos… de miles de cursos por Internet. El 90% de las universidades estadounidenses ofrecen cursos a distancia, la mayoría disponibles en la Red. Sólo el Canal Ed-X de Educación a Distancia tiene 3.000 vínculos con los cursos que ofrecen las universidades estadounidenses. El University College de la Universidad de Maryland, por ejemplo, ofrece casi 400 cursos y 10 masters, y tiene 10.000 alumnos matriculados (5.000 en 1998). Una búsqueda simple («distance learning») puede mostrar más de 450.000 resultados. Hay sitios de Internet especializados en seleccionar cursos según las opciones que introduzca el usuario. Los suplementos de empleo de los periódicos tienen ya secciones fijas de estudios a distancia. En fin, es imposible hacer una selección de los mejores.

Lo que sigue son instituciones que empezarán pronto su actividad y que prometen, por razón del volumen de información que pondrán en la Red o porque, simplemente, empiezan fuerte.

Fathom es un consorcio internacional de instituciones ideado para crear y difundir conocimientos a través de Internet. Está integrado por la Universidad de Columbia, la London School of Economics and Political Science, Cambridge University Press, la British Library, la New York Public Library (que está digitalizando sus volúmenes) y el Smithsonian Institution’s National Museum of Natural History (el museo de ciencias naturales más visitado del mundo). Estas instituciones han decidido compartir sus bases de datos -que nunca han estado disponibles fuera de sus instalaciones-, para convertirse en punto de referencia de los proveedores de contenidos.

Según anuncian, no solo tratan de ofrecer una herramienta que evite búsquedas en Internet con resultados de 20.347 sitios sin sentido, sino que también darán cursos. No obstante, su idea de fondo es que el conocimiento no se limita al aula (virtual o no), sino que se basa en la formación continua, en la posibilidad de explorar temas de interés, en actuar recíprocamente con expertos y en estar al día de la investigación. De ahí que hayan puesto en marcha esa gigantesca base de datos.

Los socios han aportado una inversión inicial de 80 millones de dólares para desarrollar el portal el primer año. De momento, la página no ofrece ningún servicio (en el argot, se dice que han inaugurado su página en un «Día D blando», como si fuera una campaña publicitaria progresiva), pero además de documentación prometen foros de discusión con pensadores (solo la Universidad de Columbia tiene seis ganadores del Premio Nobel en el claustro), más acceso a libros, vídeos, CD ROM y publicaciones periódicas.

Primera clase en Marsella y segunda, en el Líbano

A «escala», el 29 de enero se presentó en Marsella la universidad virtual euromediterránea, con el nombre de Tethys, que se pondrá en marcha el próximo otoño. Tethys es una iniciativa de la Université de la Méditerranée, a la que se han asociado 22 universidades de 8 países del Mediterráneo. El aliciente es poder matricularse en los cursos que se impartan en cualquiera de las universidades adscritas al proyecto, recibiendo el diploma de la universidad de origen. A largo plazo, Tethys pretende dispensar titulaciones superiores propias. De esta forma, la oferta se amplía y resulta más fácil planificar los estudios a la carta, con los cursos que resulten más atractivos entre las universidades asociadas.

La Cardean University, propiedad de la empresa de Internet Unext.com, se ha especializado en los cursos de negocios para profesionales y empresas. Aquí participan las universidades de Stanford, Chicago, la Columbia Business School y la London School of Economics and Political Science. En su consejo académico figuran tres Premios Nobel: Kenneth J. Arrow, Merton H. Molinero y Gary Becker.

Los cursos virtuales estarán basados en los contenidos académicos que aporten las universidades afiliadas. En poco tiempo, Cardean University proporcionará cursos de estadística, finanzas, comercialización, organización y comercio internacional. Y ya anuncian que están a punto de conseguir las acreditaciones necesarias para poder ofrecer un programa MBA a distancia. Estés donde estés.

Ignacio F. Zabala

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