Una buena empresa, explica el autor, no es solo la que cumple sus objetivos, sino la que contribuye al desarrollo de todas las personas que la integran.
Además de su capacidad cognitiva, la inteligencia posee una dimensión transcendente de la que depende el sentido de la existencia; el autor ofrece consejos para cultivarla.
L'Ecuyer interpela a los educadores sobre la función de las nuevas tecnologías en la enseñanza y reivindica la realidad como el medio más importante de aprendizaje.