Los hermanos Coen ofrecen aquí un inteligentísimo ejercicio de metacine, una hilarante historia, una sucesión de escenas brillantemente escritas… y, sobre todo, una emotiva carta de amor al séptimo arte.
Ácida sátira sobre el espionaje, el culto al cuerpo y la inmadurez afectiva. Farsa menor de los Coen, tras su triunfo en los Oscar con No es país para viejos.
Extraordinaria película de los hermanos Joel y Ethan Coen, quizá la mejor de su filmografía, y prueba de la madurez que han alcanzado. En la obra, adaptada de Cormac McCarthy, han encontrado temas y tipos con los que identificarse.