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Aumenta la presión contra la ley antipiratería norteamericana

publicado
DURACIÓN LECTURA: 4min.

(Actualizado el 26-01-2012)

La ley propuesta permitiría impedir el acceso a las webs que infringieran el copyright haciendo que los buscadores dejaran de indexarlas

Bajo el lema Web goes on strike (“La web hace huelga”), la versión inglesa de Wikipedia lideró un apagón de varias webs durante 24 horas el pasado 18 de enero. El tema por el que protestaban es el proyecto de ley antipiratería que se debate estos días en EE.UU., SOPA (Stop Online Piracy Act), en la versión de la Cámara de Representantes, y PIPA (PROTECT IP Act), en la versión del Senado. PIPA será sometida a debate en el Senado a partir del próximo 24 de enero; la votación sobre SOPA aún no tiene fecha. [Después, el portavoz de la mayoría republicana en el Senado decidió aplazar la votación para volver a estudiar los puntos más discutidos. Ambos proyectos probablemente no se votarán hasta junio siguiente.]

Hasta ahora, nunca una ley había sido tan restrictiva con respecto a la distribución ilegal de contenidos con copyright: por eso su inminente aprobación ha puesto en pie a los grandes titanes del mundo online, como WordPress, Mozilla, Google, Yahoo, Facebook, Foursquare, Twitter, Amazon… Estas empresas enviaron el pasado mes de septiembre una carta al Congreso estadounidense para recalcar que, aunque están dispuestas a contribuir a la lucha contra la piratería y contra las páginas ubicadas en el extranjero que violan los derechos de autor, la ley propuesta, tal como está redactada, “expondría a Internet y a las empresas a nuevas e inciertas amenazas, les privará de derecho de acción y obligará a controlar las webs”.

Según la Motion Picture Association of America (MPAA), en 2005, solo en el sector audiovisual en EE.UU., el perjuicio económico causado por la piratería ascendió a 18 millones de dólares. Por eso la MPAA respalda públicamente la ley SOPA/PIPA, junto con las grandes editoriales y empresas de comunicación de menor escala. Y es que, a excepción del sector de la música, que ya ha encontrado su “hueco” (cfr. Aceprensa, 17-01-2012), el cine, los videojuegos, los libros y otros productos de entretenimiento siguen sufriendo grandes pérdidas de ingresos. Según la MPAA, los efectos comerciales negativos de la ley serán mínimos comparados con los beneficios. Por eso también, son muchos los congresistas y senadores, tanto demócratas como republicanos, que han manifestado su apoyo a SOPA/PIPA.

Parece claro que es necesaria una ley para combatir el tráfico ilegal de contenidos; el problema está en definir “hasta dónde” puede regular el gobierno de un país. Los contrarios a la expansión de poderes que supondrían los polémicos proyectos sostienen que basta con la regulación actual. De hecho, el FBI no ha necesitado una nueva ley más dura para bloquear Megaupload y hacer detener a cuatro de sus directivos al día siguiente del apagón, aunque residen en Nueva Zelanda. El Departamento de Justicia ha declarado que esta ha sido la mayor operación antipiratería de su historia, y ha estimado en 500 millones de dólares los daños que esta web ha causado a la industria del entretenimiento. Desde el momento en que se conoció la noticia, las redes sociales, especialmente Twitter, estallaron en comentarios contra del cierre de Megaupload y la ley SOPA.

Una ley con efectos mundiales
¿En qué consiste exactamente la temida SOPA/PIPA? Ahora, los derechos de reproducción en Internet están protegidos por la Digital Millennium Copyright Act, de 1998. Esta ley obliga a retirar cualquier material publicado ilegalmente en EE.UU., pero no tiene competencia sobre lo que se publique en el exterior.

La nueva ley tendría efecto en prácticamente cualquier página web del mundo, merced a las exigencias que impone a los servicios radicados en EE.UU que son indispensables para el funcionamiento de la red (buscadores, servidores de nombre, medios de pago on line…). SOPA permitirá, además, que las autoridades actúen contra cualquier página web que vulnere los derechos de autor, con independencia de que se lucre o no. Por ejemplo, podría acabar con Wikileaks.

Para bloquear las páginas infractoras es necesario que los buscadores dejen de indexarlas, que las agencias de publicidad dejen de anunciarse en ellas, que se suspendan los servicios de pago asociados a ellas, etc. Una posibilidad que plantea SOPA es bloquear los registros de los DNS, para impedir que se encuentren las webs acusadas, cosa que podría provocar caos en la red. Otro problema es la pesada carga que la ley impondría a los portales que se construyen con contenidos de los usuarios, como YouTube, Flickr o Vimeo.

Dos senadores se echan atrás
El apagón ha tenido ya efectos notables. El mismo día, Marco Rubio, senador republicano por Florida, retiró su apoyo a la ley, según anunció en su perfil de Facebook. Otro senador, John Cornyn, de Texas, hizo lo mismo y pidió al Congreso que se tome más tiempo para estudiar mejor las medidas.

Los proyectos cuentan también con la oposición de la Casa Blanca, que ha manifestado su preocupación por una ley que “reduce la libertad de expresión, disminuye la seguridad informática y perjudica el dinamismo y la innovación en Internet”.

Habrá que esperar a los debates en el Senado y en la Cámara de Representantes. Pero tras el apagón, parece haber más probabilidad de que la ley SOPA-PIPA se suavice.

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