Roma. El éxito en Italia de una miniserie televisiva dedicada al padre Pío ha vuelto a mostrar que la audiencia sabe apreciar los productos de calidad con historias atractivas. Si esto se había demostrado ya con otras producciones recientes de la Lux Vide, como la serie sobre la Biblia, en esta ocasión se añade la extraordinaria atracción que ejerce en Italia la figura del padre Pío de Pietrelcina, beatificado el 2 de mayo de 1999.
La serie, emitida por la RAI los días 12 y 13 de noviembre, fue seguida por más de catorce millones de espectadores, casi la mitad de los italianos que estaban sentados delante del televisor. Pero lo curioso del caso -que rompe las reglas habituales del marketing televisivo- es que hace tan solo unos meses, en abril, la cadena privada Mediaset había emitido otra miniserie de dos capítulos sobre el padre Pío, que tuvo también gran éxito de audiencia. También lo tuvieron los numerosos programas informativos, talk shows y transmisiones en directo de actos en torno al fraile capuchino. El poder de atracción del padre Pío es bien conocido asimismo por los directores de revistas populares y del «corazón». Como ha comentado Vittorio Messori, basta poner en la portada la fotografía de ese rostro con barba blanca para hacer subir las ventas.
Pero al atractivo del personaje se une también la atención de los realizadores de la miniserie por ofrecer, siguiendo las fórmulas de la ficción, una imagen del padre Pío creíble y cercana a la realidad, con una inversión económica más bien modesta. A juzgar por los comentarios de los propios capuchinos, se diría que lo han conseguido, pues en la obra «se reconoce al verdadero padre Pío». Y ha sido precisamente esa visión «no espectacular» lo que más ha agradecido el público, según los testimonios publicados por la prensa. El aspecto negativo, que vuelve a poner en cuestión el sentido de la televisión «estatal» frente a la «comercial», es que el programa fue interumpido por treinta anuncios publicitarios.
Diego Contreras