Goya 2016: Crítica y taquilla premian la apertura del cine español

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Todo apuntaba a que la 30º gala de los Premios Goya podría convertirse, un año más, en escenario de reclamaciones y discursos políticos, “a propósito del cine”. Sin embargo, el interés de los dirigentes públicos por mostrar su apoyo a la cultura o la presencia de varias estrellas internacionales en el patio de butacas fue algo anecdótico, ya que la verdadera noticia de la gala 2016 es que el cine español comienza a despuntar con películas de calidad, en todos los géneros, y que tanto la taquilla como la crítica están sabiendo apreciarlo.

Lo decía Antonio Resines –presidente de la Academia de Cine desde mayo de 2015– al acabar los Goya, en la sala de los ganadores: “Parece que se está invirtiendo la tendencia y la gente está volviendo a ver películas españolas. ¿Por qué? Fundamentalmente porque hay películas buenas. Cuando hay películas buenas, la gente responde”. Por segundo año consecutivo, el cine español ha superado los 100 millones de euros de recaudación, con una cuota sobre el total del mercado del 19%. Unos datos que solo fueron superiores en los años 2012 (19,5%) y 2015 (la máxima, con un 25,5%).

Entre las películas mejor valoradas del año hay historias para todos los gustos: adaptaciones literarias, comedias, cine histórico, cine de acción en estado puro… Y también filmes comprometidos

La crítica también avala el buen cine nacional de los últimos tiempos, sin embargo, discrepa del público general a la hora de valorar qué cintas merecen más la pena. La película más taquillera del año ha sido Ocho apellidos catalanes y hay otras cuatro españolas que también superaron el millón de espectadores: Ahora o nunca, Perdiendo el norte, Regresión y Atrapa la Bandera. Todas ellas están en la lista de las veinte películas más vistas de nuestro país en 2015, sin embargo, solo la última ha sido nominada a los Goya, y lo ha ganado; ha sido la mejor película de animación del año. En cambio, los cinco títulos que optaban a la categoría de mejor película recaudaron, conjuntamente, solo el 1% de todas las entradas que se vendieron en España en 2015, explica Tommaso Koch.

¿Es nuestro cine “social”?

El cine español va encontrando su sitio, más equilibrado, más plural, y la taquilla lo está premiando. “El cine español ha vuelto a conectar con el público. Se nota un cambio de percepción en la audiencia”, señalaba en diciembre Ramón Colom, presidente de FAPAE, confederación que integra a la práctica totalidad de las productoras audiovisuales españolas de cine y televisión.

Son muchas las voces que han atribuido esta conexión a la temática de la mayoría de las películas premiadas, que se ha incluido dentro de la categoría de “cine social”. Sin embargo, Paula Ortíz, directora de La noviaque optaba a doce estatuillas y finalmente obtuvo dos– matizaba recientemente en una entrevista: “El mundo del cine no puede vivir al margen de la sensibilidad latente en este –en cualquier– momento, consciente o inconscientemente. Cada película sale con un imaginario, una atmósfera y un mundo que no tiene nada que ver con las otras, que es plural. Ya no hay que adscribir el cine social a un código que tiene que ser obligatoriamente realista y obligatoriamente de actualidad, o de tu país, o de lo localmente más inmediato, sino que se abre mucho más”.

El cine español va encontrando su sitio, más equilibrado, más plural, y la taquilla lo está premiando

Y lo cierto es que entre las películas mejor valoradas del año hay historias para todos los gustos: adaptaciones literarias como la de la propia Ortíz (basada en la obra Bodas de sangre, de Federico García Lorca), comedias como Requisitos para ser una persona normal, cine histórico en Nadie quiere la noche, la realidad de los cooperantes españoles en Kosovo que cuenta Un día perfecto, una interpretación del juicio de Luis Bárcenas como B, cine de acción en estado puro en El desconocidoY también filmes comprometidos, que hablan de la realidad más cotidiana y a veces especialmente cruda, como la gran triunfadora de la noche, Truman, Techo y comida o la cinta de Daniel Guzmán –que obtuvo el Goya al mejor director novel– A cambio de nada.

Y es que poder elegir y, en cualquier caso, disfrutar de cine de calidad es lo que verdaderamente ha hecho que público y taquilla aplaudan conjuntamente el esfuerzo del sector audiovisual español.

Y esa es la mejor noticia para los primeros 30 años de Premios Goya.

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