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El atractivo de la libertad de elegir

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Los pacientes ingleses y los cubanos van a disfrutar de una mayor libertad sanitaria a partir de ahora: los ingleses podrán elegir hospital público para operarse y los cubanos podrán comprar medicinas en cualquier farmacia, en vez de tener que hacerlo en la de su barrio. Son libertades de distinta entidad, pero que confirman que la libertad de elegir es apreciada bajo cualquier sistema.

En el Reino Unido la adopción de criterios propios del sector privado en la sanidad y educación públicas es una herencia del nuevo laborismo de Tony Blair. Durante su gobierno, se autorizó a los hospitales públicos, bajo la fórmula de fundaciones, a adquirir mayor autonomía y técnicas de gestión privadas. Ahora se da un paso más con el programa “La elección del paciente”, que permite escoger cualquier hospital del Servicio Nacional de Salud para operaciones no urgentes.

Al mismo tiempo, los hospitales podrán hacer publicidad para atraer clientes y estarán autorizados a buscar el patrocinio de empresas privadas para ampliar sus recursos. Esta mayor autonomía va acompañada de unas reglas que prohíben que las compañías privadas saquen ventajas comerciales de su patrocinio. En definitiva, los hospitales públicos entran en una nueva era marcada por la elección del usuario y la competencia.

En Cuba, bajo la presidencia de Raúl Castro se van eliminando algunas prohibiciones estatales que complican la vida de la gente. Dentro de estas pequeñas reformas, a partir de ahora los cubanos podrán comprar los medicamentos en cualquier farmacia (si los tiene). Hasta ahora tenían que adquirirlos obligatoriamente en la farmacia de su barrio, medida que, en teoría, estaba pensada como medio de control para aprovechar mejor los recursos. En la práctica, cuando en la farmacia del barrio no había un medicamento, había que desviar a la gente a otra, previo trámite, con lo que todos perdían mucho tiempo. Solo salían ganando los que se dedicaban a la reventa de medicinas, pues la proliferación de reglamentos siempre es el caldo de cultivo del mercado negro.

Estas innovaciones dan satisfacción al connatural deseo de elegir que siente todo usuario. Pero la elección y la competencia son también el camino para mejorar la eficiencia global del sistema.

La elección mejora el sistema

Así se observa en el caso de la eficiencia de la enseñanza primaria y secundaria, tema tratado en el informe Going for Growth 2008, que acaba de publicar la OCDE. Este estudio comparativo entre los países de la OCDE revela que el grado de eficiencia en el uso del gasto público en enseñanza varía mucho y que en buena parte depende de factores institucionales. En particular, son factores importantes la libre elección de escuela, la transparencia sobre los resultados de los centros, los mecanismos de gestión del presupuesto y el grado de autonomía reconocido a la dirección del centro (cfr. Aceprensa 28/08).

En el caso de la escuela también se cumple que “la libre elección del usuario constituye un poderoso motor de la eficiencia”, según subraya el informe. Cuando se deja a las familias elegir entre los centros escolares, estos responden mejor a sus necesidades, “siempre que el gasto público siga al usuario”.

El informe destaca las ventajas de un marco más competitivo en la enseñanza. Aunque advierte que, para no ahondar las diferencias entre escuelas, habrá que ayudar más a las que tengan más dificultades.

Bastantes países, entre ellos España, están descontentos con el mediocre nivel de la enseñanza. Para resolver el problema, siempre hay dos posibles líneas de actuación. Una es imponer desde arriba la enésima reforma de la enseñanza con fórmulas uniformes. La otra, como la adoptada en el Reino Unido por Tony Blair, se basa en dar más libertad: variedad de escuelas, libertad de elección, autonomía escolar, más poder para los padres y apertura para que diversas instituciones (fundaciones, iglesias, empresas…) puedan hacerse cargo de colegios financiados por el Estado.

Cuando la Administración decide con criterios supuestamente objetivos a qué colegio debe ir un alumno, el frustrado afán de elegir deriva en trucos y falsificaciones. También en estos días han vuelto a ser noticia las artimañas que emplean los padres en Andalucía, donde se aplica con más rigor el criterio de zonificación en la adjudicación de plazas. Como se da más puntuación a los hijos de padres divorciados o separados, se han detectado casos de parejas que se separaban y, después de la adjudicación de la plaza escolar, volvían al juzgado para solicitar la reconciliación.

Sin recurrir a tales extremos, hay toda una galería de trucos, desde empadronarse en el domicilio de un pariente o amigo, asegurar que el hijo padece una enfermedad crónica (lo que eleva la puntuación), alquilar momentáneamente un piso cerca del colegio deseado…

Son triquiñuelas del mercado negro. Lo curioso es que la educación y la sanidad estén sustraídas al régimen de competitividad y libre elección que han sido las palancas para mejorar los servicios en los demás sectores.

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