Nacido en la provincia de León en 1953, Trapiello reside desde 1975 en Madrid, ciudad a la que dedica su última obra. Conviene aclarar de entrada que estamos ante un libro singular: no es ni una enciclopedia, ni un libro turístico, ni una guía, ni tampoco un libro de memorias que tiene a Madrid como telón de fondo. De todo eso hay ingredientes, aunque su última intención la explica el propio autor en el epílogo: “Ha tratado uno aquí de contar la vida de Madrid en mi propia vida, y la vida de uno en la de Madrid”.
La parte primera, y más larga, se asemeja bastante a sus diarios, reunidos bajo el título genérico de Salón de pasos perdidos. En ella, el autor cuenta su vida en Madrid, al principio como vendedor de libros y enciclopedias a domicilio, y después, en los años de la movida madrileña, como redactor de una revista de arte.
En estas páginas, Trapiello mezcla sus andanzas con la descripción de los diferentes ambientes que va frecuentando, que le llevan a hacer digresiones sobre la historia y las costumbres, y la manera de ser de los madrileños. A la vez, resalta lugares y espacios con los que ha tenido una relación muy especial, como el Rastro (al que dedicó su anterior libro), el Museo Romántico, el Jardín Botánico…
La segunda parte está constituida por lo que él califica de “Retales madrileños”. Fruto de sus numerosas lecturas, aborda diferentes aspectos de Madrid, como la arquitectura, el arte, la fotografía, el cine, la literatura, los toros, la gastronomía, los museos y academias… a la vez que dedica capítulos breves pero condensados a personajes íntimamente ligados a la construcción de Madrid como escenario vital y ciudad literaria: Mesonero Romanos, Larra, Pascual Madoz, Ramón Gómez de la Serna… y, de manera muy especial, a Benito Pérez Galdós, a quien considera el retratista más veraz de un Madrid que aún vive. El libro concluye con un “Breve repertorio madrileño”, una especie de diccionario de lo que el autor considera lo más emblemático de la ciudad.
El autor no se limita a exponer abundante información: también opina y juzga, con muchas apreciaciones personales que añaden interés a la narración, pero muy discutibles en algunos casos, en especial porque generaliza observaciones parciales partiendo de su exclusivo punto de vista. Y la estructura de miscelánea da amenidad y variedad, pero también cansa por las reiteraciones sobre lugares, ideas y personajes.
Trapiello maneja un estilo polivalente y de alta calidad, repleto de matices y de perspectivas, que se adapta a todo tipo de escenarios y situaciones tanto personales como geográficas e históricas. Para Trapiello, “el secreto de esta ciudad es que vive y deja vivir”. Y destaca: “Hay muchas maneras de vivir Madrid. La mía ha sido vivir un poco al margen de Madrid y de los madrileños profesionales”.