1Q84

Tusquets.
Barcelona (2011).
744 págs.
25 €.
Traducción: Gabriel Álvarez Martínez.

GÉNERO

La última novela del japonés Haruki Murakami (1949) es más madura y compleja que las anteriores, con más personajes sólidos y con una trama que los entrelaza en una tensión que comienza en la primera línea y no se abandona hasta la última. Murakami introduce a una mujer asesino profesional –Aomame- que se desfoga con el sexo como una vía de escape. La novela arranca como si fuera de género policiaco, detallando minuciosamente los pasos decididos que Aomame sigue para conseguir su primer objetivo. Tengo es el co-protagonista, cuya vida conocemos en episodios alternos, de modo similar a su anterior novela. Es otro personaje solitario, como suelen ser los de Murakami, de costumbres sencillas que también tiene una doble profesión: da clases en una academia y traduce un extraño libro: “La crisálida de aire”.

La tarea de traducir y las propuestas que le hacen respecto al libro tocan muchos temas morales en los que Tengo expone su sentido ético natural. Tengo tiene claros sus principios, y no se le puede tentar con el dinero, que apenas le interesa –como también suele ocurrir a los personajes de Murakami–, pero las argumentaciones retorcidas y la presión que ejercen sobre él ocupan un lugar preeminente en la novela.

Poco a poco Murakami nos introduce en los vínculos entre estas dos personas, y nos incluye otra trama nueva sobre una secta religiosa que parece haber abusado sexualmente de una niña. El tratamiento que Murakami da a este tema resulta insólito y podría decirse que descabellado, pero Murakami ha acostumbrado a sus lectores a traspasar la frontera entre lo verosímil y otros mundos no exactamente fantásticos ni de ciencia-ficción, sino, digamos, alternativos, con reglas distintas al nuestro. Ese mundo distinto aparece de forma sutil y es una de las claves de 1Q94 que podrá resolverse en la siguiente entrega.

Murakami trata lo obsceno de modo objetivo, fisiológico, sin sensualidad ni morbo, y, aunque atiende a la sensibilidad social al tocar los temas mencionados, los transforma en su universo particular. Murakami es en 1Q94 más minucioso, más desagradable, tiene más sexo explícito y más violencia refinada, pero no deja de crear esos mundos paralelos y fascinantes que él sabe novelar y con los que se ha atraído a numerosos lectores. Nos deja con la intriga de la tercera y cuarta parte, que su publicarán en un tomo el próximo otoño.

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