Un hospital militar en el condado de Kent durante los bombardeos de la Luftwaffe sobre Inglaterra. Una variopinta galería de médicos, enfermeras y voluntarias. Un cartero asesinado en el quirófano. Y Cockrill, “el policía más excéntrico de Torrington”, para desenredar este y otros enigmas.
La muerte espera en Herons Park es la mejor novela de misterio de Christianna Brand (1907-1988), creadora también de la popular enfermera Matilda de los cuentos infantiles. Con la destreza de Agatha Christie, Brand presenta un ambiente muy limitado, casi opresivo, en el que unas pocas pinceladas bastan para perfilar a los personajes y considerar los motivos que los hacen sospechosos del crimen.
El inspector, siempre perspicaz –aunque a veces irremediablemente confuso–, formula las preguntas más pertinentes; y, como en tantas novelas del género, la acción da un vuelco y se acelera cuando muere otro personaje, una enfermera que sabía demasiado, y se produce otra tentativa de asesinato.
El libro se lee de una sentada. Brand implica a los lectores en la búsqueda del culpable mediante una sensata administración de las pistas. La narración es objetiva, en tercera persona, y no depende, por tanto, de la parcialidad de un testigo. Sabemos lo que hay que saber, y compartimos la zozobra de los protagonistas cuando una mano negra se apodera de unos miligramos de morfina…
Las entrevistas del inspector con los sospechosos ahondan en la personalidad de estos, pero, sobre todo, trazan el retrato del astuto y osado Cockrill, quien no se ahorra la bravata de revelar que conoce la identidad del asesino mucho antes de que sus lectores lo hayamos desenmascarado. Claro que hay que reunir las pruebas y, hasta entonces, solo cabe esperar a que “se delate solo”.
La autora casa a la perfección los peligros que acechan al hospital de Herons Park, tanto los del asesino que anda suelto como los de los ataques aéreos. Aquí, la guerra no es una simple utilería, sino que sirve, al final, para aclarar las motivaciones del malhechor.
La Biblioteca de Clásicos Policíacos de Siruela recupera una de las joyas de la Edad de Oro del misterio británico, esas que tallaron Agatha Christie, John Dickson Carr, Dorothy L. Sayers o la propia Christianna Brand, que, gracias a las constantes reediciones, nos siguen haciendo pasar tan buenos ratos.