En 2016 se publicó por vez primera en castellano una selección de relatos de la escritora norteamericana Lucia Berlin (1936-2004). Manual para mujeres de la limpieza, que contenía 43 narraciones de las 76 que escribió, se convirtió en un éxito de ventas y recibió elogiosas críticas. Poco a poco, Berlin se ha convertido en una autora de culto. Esta nueva selección incluye otros 22 relatos. Ya hay que sumar su nombre a la larga lista de grandes cuentistas norteamericanos.
Berlin no se dedicó profesionalmente a la literatura, sino que fue escribiendo sus relatos de manera esporádica. Muchos de ellos se refieren a su convulsa biografía, de la que extrae historias y personajes que saltan de un cuento a otro. Eso sí, alterados literariamente.
En esta antología, los primeros relatos están dedicados a su infancia en El Paso, ambientados en los comienzos de la década de los 40. En Chile vive su adolescencia. El relato “Andando” cuenta el ambiente en el instituto de una joven que muy bien podría ser ella, y refleja la vida de la alta burguesía y la creciente amenaza de una revuelta social. También en Chile se ambientan “Polvo al polvo”, sobre la muerte de un joven piloto inglés, e “Itinerario”, que narra el viaje que realiza la protagonista por diferentes países hasta instalarse en la Universidad de Nuevo México.
Luego viene un conjunto de narraciones centradas en otra fase de la vida de la escritora, cuando abandona a sus padres, contrae su primer matrimonio y vive sucesivas aventuras amorosas, que suelen acabar mal. Estos relatos muestran los modos de vida de jóvenes artistas que rechazan los convencionalismos sociales y sexuales, abusan del alcohol y han descubierto las drogas. Berlin tiene buen oído para los diálogos –como sucede en el cuento “(Ex) mujeres”– y para retratar los hábitos de una nueva generación de jóvenes. El relato más literario es el que da título al libro, “Una noche en el paraíso”, que recrea el festivo y frívolo ambiente en un hotel en el que se han instalado unos actores famosos para el rodaje de una película. Algunos otros relatos transcurren en París.
Los personajes están muy bien caracterizados, aunque algunos resultan hoy tópicos; también hay ironía y humor, rasgos que rebajan el ambiente a veces espeso y agrio de muchas narraciones. Los finales suelen ser inesperados, y en ocasiones los relatos tienen la forma de una escena costumbrista y realista, sin desenlace.
Berlin no oculta la dureza de algunas situaciones, provocada por los modos de vida egoístas y superficiales de sus protagonistas, pero la narración queda suavemente mitigada por la piedad y compasión con las que impregna sus relatos. Como muchos de ellos inciden en los temas, los personajes y el tono de Manual para mujeres de la limpieza, puede que no provoquen tanta sorpresa.