Nacido en Andalucía en 1930, Manuel García Ferré emigró a Argentina en 1947. Allí se convirtió en autor de comics y de dibujos animados para la televisión, con creaciones tan populares como El libro gordo de Petete. En 1971 dirigió su primer largometraje para el cine, Mil intentos y un invento, al que siguieron Petete y Trapito (1975), e Ico, el caballito valiente (1987). Pero el reconocimiento definitivo le ha llegado con Manuelita, la película argentina más taquillera de la historia, con 2,3 millones de espectadores. Similar camino de rosas lleva su quinto largometraje, Las alegrías de Pan Triste (2000), que ya han visto 1,3 millones de argentinos.
Manuelita se basa en una popular canción infantil, compuesta hace 30 años por la poetisa y cuentista argentina María Elena Walsh. Relata las andanzas de una pequeña tortuga, nacida y educada en el idílico pueblo de Pehuajó a mediados de los años 20. Un día, viaja al sofisticado París de la Belle Époque, y allí triunfa como top-model. Pronto descubre los peligros de la fama, el dinero y el mal uso de la libertad. Esto le lleva a añorar el cariño familiar, las amistades y el incipiente amor que disfrutaba en Pehuajó, y a plantearse un cambio radical de vida.
El desarrollo de este sutil elogio de la integridad moral es algo irregular. Pero su cóctel de drama, fantasía y aventura resulta entretenido, y sus números musicales están muy bien coreografiados. Además, la abigarrada galería de personajes secundarios -entre ellos, algunos de los más famosos de su autor- permiten muchos momentos de gran intensidad cómica, dramática o poética. Todo esto lo presenta García Ferré con una magnífica animación limitada -en la línea del Walt Disney clásico-, de fondos imaginativos, brillante tratamiento del color, sugerentes diseños de personajes y expresiva animación de los mismos.
Queda así una estupenda propuesta fílmica para toda la familia, especialmente apropiada para el últimamente olvidado público infantil.
Jerónimo José Martín