La clásica escena de una taberna del Lejano Oeste en que cuatro cowboys se lían a tiros por el resultado de una partida de póquer, hoy no tendría sentido: se puede jugar a las cartas y apostar desde casa, tumbado en el sofá. El teléfono móvil hace las veces de saloon, y el jugador también puede pegar un brinco de euforia o hundirse en la miseria emocional. Lo que está garantizado, en cualquiera de los dos casos, es que querrá seguir intentándolo…
A día de hoy, los planetas están alineados para “facilitarle la vida” al jugador online: tiene un fácil acceso a Internet, la posibilidad de apostar hasta última hora en el caso de los eventos deportivos, la comodidad de poder hacerlo desde cualquier sitio, y la inmediatez de la recompensa –o de la…
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