Francia es, junto con Irlanda, el país europeo de mayor fecundidad, lo que hace que dos tercios del crecimiento demográfico de la Unión Europea correspondan a Francia.
Con una tasa de fecundidad de dos hijos por mujer, la más alta de los últimos treinta años, Francia adelanta ampliamente a sus vecinos -Italia, España, Alemania-, que no superan el 1,4.
Como resultado de este dinamismo, Francia aporta los dos tercios del crecimiento demográfico europeo (sin contar la inmigración). El saldo positivo entre nacimientos y muertes en Francia es de 289.700; los otros dos países que aportan más al crecimiento demográfico son Reino Unido, con un saldo a favor de 154.500 personas, y España con 90.000. En cambio, Alemania tiene 166.800 más muertes que nacimientos.
¿Qué es lo característico de este nuevo baby boom que se ha amplificado en Francia desde 2000? Algunos expertos citados por Le Monde destacan tres rasgos de la excepcional natalidad francesa: es compatible con la actividad profesional de las madres, pues en 2005 más del 80% de las mujeres de 25 a 49 tenían un trabajo fuera de casa; se basa en el desarrollo del sistema de guarderías y en la enseñanza preescolar desde los 3 años; y está apoyada por una generosa política de prestaciones familiares, que representan el 2,6% del PIB.
“En la Francia del siglo XXI, el modelo dominante ya no es el de la elección (trabajo o familia), ni el de la alternancia (trabajar, interrumpir la dedicación laboral, reincorporarse al trabajo), sino el de la acumulación (trabajo y familia)”, explica la socióloga Margaret Maruani a propósito del empleo de las francesas.
Otra singularidad es que en Francia se ha roto la relación entre fecundidad y nupcialidad. Actualmente el 48% de los nacimientos se producen fuera del matrimonio, porcentaje solo superado en Estonia, Suecia y Bulgaria.
Fuente: Le Monde (suscripción)