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EE.UU. renueva las generaciones, Europa no

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Es llamativo el contraste entre la evolución de la natalidad en Estados Unidos y en Europa. En EE.UU., sin especiales medidas de apoyo del Estado, la tasa de fecundidad en 2006 subió a 2,1 hijos por mujer, lo que asegura el reemplazo generacional y supone el nivel más alto de los últimos 35 años. En cambio, en la Unión Europea, la tasa apenas supera el 1,5, mientras los gobiernos multiplican las medidas para favorecer la natalidad.

Los datos preliminares de 2006, proporcionados por el Centro Nacional de Estadística de EE.UU., revelan que por primera vez desde el final del llamado baby boom de postguerra, la fertilidad garantiza la sustitución de generaciones. La población estadounidense alcanzó el año pasado los 300 millones de habitantes, y sigue creciendo.

Los expertos lo atribuyen a la bonanza económica anterior a la crisis que ahora se avecina, a la aportación demográfica de los inmigrantes y a la mejora de las condiciones laborales de las madres trabajadoras.

En cualquier caso, este nuevo baby boom favorece el dinamismo económico del país y refuerza su competitividad internacional. Las nuevas generaciones más numerosas aseguran que en el futuro habrá más trabajadores y más cotizantes en activo para sostener las pensiones de los jubilados.

Hay quien piensa también que las diferencias de natalidad entre los distintos estados pueden ser un factor decisivo en las próximas elecciones presidenciales. Phillip Longman, investigador de la New American Foundation, escribe que desde hace unos veinte años la demografía es más favorable a los republicanos que a los demócratas. Los estados que más votan a los conservadores son los que tienen más fecundidad, mientras que los estados más favorables a los demócratas son los que tienen menos hijos.

En las elecciones de 2000 y de 2004, Bush trinunfó en los 19 estados donde la tasa de fecundidad es más alta. Por el contrario, el candidado demócrata John Kerry venció en 16 estados situados en lo bajo de la tabla. Según los cálculos de Longman, hay una correlación del 0,84 entre tasa de fecundidad y opción de voto, lo que sería suficiente a efectos estadísticos.

Salario parental en Alemania

En cambio, Europa está comenzando a darse cuenta de que la escasa fecundidad amenaza su futuro, y muchos gobiernos han empezado a tomar medidas para estimular la natalidad. En Alemania, con una tasa de fecundidad de solo 1,33, Angela Merkel enarboló esta bandera desde el comienzo de su gobierno, y también la propia sociedad civil está en campaña para lograr una mayor aceptación de los niños (cfr. Aceprensa 3/08).

Algunos frutos empiezan a verse. En los nueve primeros meses de 2007, según la Oficina Federal de Estadística, se ha registrado un aumento del 1% de los nacimientos respecto al mismo periodo del año anterior. Es la primera vez que esto ocurre desde 1997, y está por ver si la tendencia se confirma.

Desde el comienzo de 2007, al tener un hijo los alemanes pueden interrumpir su trabajo hasta doce meses, cobrando un salario parental del 67% de su sueldo neto, con un máximo de 1.800 euros y un mínimo de 300.

Una de las sorpresas de este permiso parental es que lo han pedido más padres de lo que se esperaba. Ciertamente, son las mujeres -que representan el 90,4% de los permisos- las que sobre todo interrumpen el trabajo tras el nacimiento de un hijo. Pero 37.140 padres -el 9,6% del total de peticiones- han escogido el permiso en los nueve primeros meses de 2007. La ministra de la Familia, Ursula von der Leyen, ha tenido que pedir un presupuesto extraordinario para atender estas peticiones.

Ha llamado la atención que los hombres que escogen interrumpir su trabajo son sobre todo los que tienen título universitario o son trabajadores cualificados. Entre los que piden el permiso, el 44% han elegido una pausa profesional de entre 3 y 12 meses.

El aplazamiento de la maternidad

Francia ha mantenido desde hace décadas una de las políticas de subsidios familiares más generosas en Europa. Esto le permite hoy tener una tasa de fecundidad del 1,9, solo por detrás de Irlanda (1,99), aunque todavía por debajo del nivel de reemplazo generacional.

Como en toda Europa, la generalización de los métodos anticonceptivos desde hace cuatro décadas ha supuesto un descenso de las familias numerosas. Pero lo que distingue a Francia es que todavía, entre las mujeres nacidas en 1960, el 21,9% ha tenido tres hijos y el 9,7% cuatro o más. Lo más común es la familia de dos hijos, que en los últimos treinta años ha pasado del 25% al 40%.

El nacimiento de los hijos es cada vez más programado. Hoy los nacimientos que los padres consideran “bien planificados” ascienden al 83% del total (cfr. estudio citado en Le Monde, 28-12-2007). Con la planificación familiar se ha extendido también la intolerancia respecto a los embarazos no deseados o no aceptados por la pareja. Por eso, a pesar de la difusión de la contracepción, todos los años se registran más de 200.000 abortos. Según encuesta del INED, más de dos embarazos no previstos de cada tres se dan en mujeres que usan anticonceptivos y el 23% de los abortos conciernen a mujeres que toman la píldora.

En España, desde el 1 de julio pasado todos los recién nacidos vienen con un cheque-bebé bajo el brazo de 2.500 euros, que se aumenta hasta 3.500 si nacen en familias numerosas (de tres o más hijos) o monoparentales. Todavía es pronto para ver si esta nueva medida del gobierno de Zapatero consigue elevar la tasa de fecundidad, que ahora no pasa del 1,32. Esta tasa ha ido aumentando ligeramente, pero es muy distinta entre las mujeres españolas (1,27) y las extranjeras residentes (1,67). Actualmente, el 15% de los nacimientos corresponden a madres extranjeras.

Pero el cheque-bebé no es el único factor que puede influir en la natalidad. Una de las causas de la baja natalidad es el retraso en la maternidad, pues la edad media en el primer parto se ha alargado hasta los 29,3 años. Este retraso hace que las mujeres tengan menos hijos de los que desearían según las encuestas. En 2005, los nacimientos de un tercer hijo fueron el 7,56% del total y los del cuarto o más, el 2,39%. Así que cada vez hay más niños españoles que no tienen hermanos.

El aplazamiento de la maternidad lleva también a que existan más problemas de fertilidad. Pasados los 35 años, la calidad y cantidad de los óvulos empiezan a bajar, y a partir de los 37 caen drásticamente. En los últimos cuatro años, casi el 30% de las mujeres que solicitaron tratamientos de fertilidad eran mayores de 38 años.

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