Cuando la ideología se antepone a los datos

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Dos organismos de la ONU ven de maneras opuestas el crecimiento de la población mundial. Lo comenta The Catholic World Report (diciembre 2001).

La revista se basa en un análisis del Catholic Family and Human Rights Institute que compara dos informes: uno del Fondo de la ONU para la Población (FNUAP) y otro de la División de Población de la ONU.

«En su informe anual El estado de la población mundial 2001 [ver servicio 155/01], el FNUAP esgrimía su conocida tesis de que el crecimiento de la población causa pobreza y deterioro del medio ambiente. Pero poco antes de que apareciera este informe, la División de Población había llegado a conclusiones diametralmente opuestas. La División de Población, en su propio informe, Seguimiento de la población mundial 2001: Población, medio ambiente y desarrollo, citaba una serie de mejoras en los índices básicos que se utilizan para medir las condiciones de vida humanas, y predecía que esta mejoría iba a continuar».

Así, la División de población dice: «Incluso en el caso de problemas ecológicos concentrados en países con rápido crecimiento demográfico, no se puede afirmar que el aumento de población sea la causa principal, ni que reducirlo vaya a contribuir de manera importante a resolver el problema».

El FNUAP sostiene que el crecimiento de la población ha llevado a una pobreza recalcitrante y que esa «pobreza persiste… y se agrava». De nuevo la División de Población discrepa: «De 1900 a 2000 la población mundial pasó de 1.600 millones a 6.100 millones. Sin embargo, mientras que la población mundial se multiplicó casi por cuatro, el PIB real del mundo se multiplicó por 20 ó 40, lo que ha permitido no solo sostener una población cuadruplicada, sino además proporcionarle unos niveles de vida mucho más altos». La División de Población añade que «incluso muchos países de renta baja han logrado mejoras sustanciales de la calidad y duración de la vida».

Según el informe del FNUAP, «en muchos países la población ha crecido más que la producción de alimentos», de modo que «800 millones de personas sufren malnutrición crónica y 2.000 millones carecen de seguridad alimentaria». En cambio, la División de Población señala que el problema del hambre no se debe a escasez de alimentos. «La falta de adecuado acceso físico o económico a los alimentos es consecuencia de la pobreza, la inestabilidad política, la ineficiencia económica y las desigualdades sociales». Y añade que «en el periodo 1961-1998, la disponibilidad de alimentos por habitante se incrementó un 24%, y la producción es suficiente para que toda la población del planeta se alimente adecuadamente».

El contraste entre los informes se debe a las diferencias que existen entre uno y otro organismo, concluye la revista, que cita al presidente de la División de Población, Joseph Chamie: «El FNUAP es un fondo: tiene unos objetivos. Los informes de la División de Población no van a favor de causa alguna».

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