Si un joven de nombre Klaus Gildemeister acude a una empresa de cualquier país de Europa central a entregar su CV, puede regresar a casa tranquilo: es muy probable que lo llamen pronto para una entrevista. Por el contrario, si el aspirante que se presenta tiene un nombre de resonancias árabes o africanas, ya puede imprimir unos cuantos ejemplares del currículo. Con suerte, algún empleador se interesará en él luego de que llame a cinco o seis puertas.
No es ficción. Encaja con los datos –y con algunas situaciones– reflejados en el informe
Contenido para suscriptores
Suscríbete a Aceprensa o inicia sesión para continuar leyendo el artículo.
Léelo accediendo durante 15 días gratis a Aceprensa.