Benin City. Un tribunal de apelación de Enugu acaba de establecer el derecho de las mujeres a heredar, contra lo que decía una norma ancestral. Según la tradición de la tribu Igbo, del Este de Nigeria, el derecho a heredar recae sólo sobre la descendencia masculina, de manera que, si un hombre muere sin hijos varones, sus bienes pasan a su hermano, o en defecto de éste, a su sobrino, aunque el difunto tuviese también hijas.
Es corriente que la mujer no tenga ni voz ni voto en los asuntos que conciernen a ella y a la familia. La viuda pasa a depender de sus padres cuando muere el esposo, aunque éste haya sido muy rico. La novia es dada en matrimonio a un joven elegido por los padres, normalmente desde la infancia.
En la sentencia acerca del derecho de la mujer a heredar, el magistrado del Tribunal de Apelación de Enugu argumenta: «En mi humilde opinión, determinar el sexo de un niño corresponde sólo a Dios y no a los padres (…). Por consiguiente, la costumbre o la ley que discrimine contra algún sexo es, por lo menos, una afrenta al mismo Dios. Que nadie se atreva a hacer tal cosa. Por mi parte, no tengo reparo en sostener que esa costumbre [sobre la herencia] repugna a la justicia natural, a la equidad y a la buena conciencia».
No hace mucho que otras costumbres tradicionales han sido suprimidas por los tribunales civiles de Nigeria. Como la que estipulaba que la mujer divorciada que se casaba nuevamente debía devolver la dote al primer marido para que fuese válido el segundo casamiento.
Otra norma que ha sido abolida por un juzgado civil establecía que el niño nacido hasta 10 meses después de una ruptura matrimonial pertenecía al ex marido.
Eugene Agboifo Ohu